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Ciudadanos comprometidos, para una ciudad resiliente
En Cúcuta existe una proliferación absurda de personas pidiendo limosna con niños en brazos e incluso con varios de ellos, llevados literalmente arrastra o parados en los semáforos. 
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Viernes, 26 de Abril de 2019

Está demostrado que las ciudades no están en capacidad de resolver todos sus problemas, por lo cual se hace necesario una generación de ciudadanos activos que se involucren en el proceso de crecimiento y demanda de servicios de las mismas. El ciudadano debe ser respuesta a la problemática de la ciudad y debe cerrar filas frente a los desmanes que se presentan.

En Cúcuta existe una proliferación absurda de personas pidiendo limosna con niños en brazos e incluso con varios de ellos, llevados literalmente arrastra o parados en los semáforos. Este es un problema social de mayúsculas proporciones, pues los padres en su mayoría tienen problemas de adicción y en su afán de conseguir dinero para consumir, instrumentalizan los hijos para hacer sentir lástima a sus posibles benefactores. Como ciudadanos no podemos caer en la trampa de dar limosna a personas que usan los hijos, esto es tan aberrante como la trata de personas.

Cada niño en la calle, es un niño expuesto a abusos, drogadicción, prostitución, trabajo infantil, desescolarización y cualquier otro tipo de vejámenes. Cada niño en la calle es un potencial delincuente en el futuro. No podemos cohonestar estos delitos, y menos aun convertirnos en los financiadores de este tipo de fechorías. Debemos exigir a las autoridades estricto control sobre el trabajo infantil forzado al que están siendo sometidos los niños, pero mientras la autoridad competente actúa, debemos abstenernos de patrocinar eventualmente esta práctica ilegal.

Otro tema igual de neurálgico es el robo de autopartes, que seguirá siendo negocio, si los ciudadanos siguen comprando a los reducidores este tipo de elementos. Estos sitios que deberían ser cerrados por las autoridades por no contar con facturas de compra de los elementos que venden, por ser robados, no funcionarían si nadie les comprara. Estos delincuentes disfrazados de comerciantes, utilizan a adictos como sus proveedores a cambio de nada y si comercializan las autopartes como repuestos de primera. 

Quizá la más importante de las formas en que los ciudadanos podemos crear ciudades resilientes, es a través del voto a conciencia en las elecciones, donde elijamos personas que trabajen por el bien común y no pensando en enriquecerse y en cómo pagar a sus acreedores que facilitaron los dineros con  los que compraron consciencias. No podemos seguir creyendo que la culpa de lo que pasa es de otros, cuando una gran cuota de culpabilidad es nuestra.

Estos sencillos pero recurrentes ejemplos, son la prueba de que podemos unir esfuerzos para cambiar la realidad de nuestra ciudad y hacer de Cúcuta la ciudad que soñamos. Cúcuta la Ciudad de la Esperanza, como lo proclamamos más de 50.000 personas en el Estadio General Santander la semana mayor. Solo podremos hacer realidad este nuevo tiempo, con ciudadanos comprometidos, para una ciudad resiliente.

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