Pese a los avances tecnológicos y a las constantes demostraciones de poder de las potencias, esta delicada situación de pandemia ha servido para demostrarnos que aún estamos lejos de la perfección, que siempre sale lo que no se espera, que no hay enemigo pequeño y que carecemos de las armas necesarias que nos garanticen seguridad.
Pese al riego al que estamos expuestos con el coronavirus y mientras decenas de equipos científicos alrededor de mundo trabajan aceleradamente para encontrar una vacuna que pueda poner fin a esta pandemia, ha sido imposible que los gobiernos de China y Estados Unidos se pongan de acuerdo en la fabricación de un arma para destruir al enemigo. Por el contrario, Estados Unidos acusa a China de intentar robar investigaciones de vacunas para el coronavirus a través de hackers e investigadores y estudiantes que han tenido acceso a la información en los institutos universitarios o laboratorios públicos donde trabajan.
El 4 de mayo los principales medios de comunicación informaron sobre el rechazo de China a las afirmaciones de Estados Unidos de que el coronavirus se originó en el laboratorio de Wuhan, según una entrevista del secretario de estado estadounidense Mike Pompeo en ABC. Aunque no presentó detalles para respaldar lo aseverado, el mandatario afirmó que había “evidencia enorme” de que el COVID-19 se originó en un laboratorio de Wuhan.
En esta guerra comercial entre las dos potencias, a principios de esta semana China anunció que eximirá de aranceles adicionales a otros 79 productos de Estados Unidos, como respuesta al presidente Trump, que instó a Beijing a respetar sus compromisos comerciales. En febrero China había anunciado unas medidas similares para 65 productos fabricados en Estados Unidos. Estas medidas tienen lugar en el momento en que el gigante asiático reanuda de manera progresiva su actividad industrial. Hace una semana las dos potencias se comprometieron a implementar el acuerdo internacional y mantener la comunicación.
Vale recordar que China es el principal prestamista internacional de los norteamericanos, pues posee 1.13 billones de dólares de títulos estadounidenses, equivalente al 17 por ciento del total de la deuda externa. ¿Entonces por qué pelean tanto?
Esta inesperada situación ha despertado entre los habitantes de diferentes países gestos de generosidad. Para resaltar, el embajador de Corea del Sur en Colombia, Kim Doo-Sik, hizo entrega de una ayuda a nuestro país y aprovechó para agradecer la participación de Colombia en la Guerra de Corea (1950-1953). Esta noble actitud le dio especial significado a su despedida. Siempre hay un momento oportuno para manifestar la gratitud.
Cada día aprendemos más.