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Ajedrez culebrero
Los candidatos saben que jugar ajedrez solo con una ficha lleva siempre al jaque mate.
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Sábado, 1 de Julio de 2023

El físico estadounidense Richard Feynman, ganador de un premio Nobel en su campo, es uno de esos científicos icónicos, pero que a diferencia de estrellas mundiales como Albert Einstein, sus seguidores provienen de un nicho comprendido por científicos naturales, ingenieros y matemáticos, en particular por los que nos tocó sudar estudiando su texto de física basado en sus clases en el Instituto Tecnológico de California (Caltech).

Brillante desde joven, fue el científico más joven en participar en el proyecto Manhattan, la creación de las armas atómicas que dieron fin a la Segunda Guerra Mundial pero que impulsaron la carrera nuclear de la Guerra Fría. Y fue, ya mayor, el que descubrió que el accidente del transportador Challenger, que explotó en su despegue, no se debió a ningún fallo de alta tecnología sino a la rotura de un alambre en el escudo protector de entrada, por fragilización del material debido a fuertes cambios de temperaturas en corto tiempo. Era extremadamente racional pero siempre empezaba por lo más obvio.

Feynman para explicar que hacia un científico elaboró un cuento alegórico. Suponga, dijo Feynman, que dos "dioses" juegan un ajedrez del cual el científico solo ve los movimientos. El científico llevando un registro cuidadoso (el primer principio del método científico) logra entender como es el tablero, cuantas son las fichas y como se mueven. Pero, aclara Feynman, saber las reglas del juego no quiere decir que se conozca el juego y sus estrategias. Falta  mucho para saber que se busca con una salida de caballo o simplemente de peón.

Esto me vino a la cabeza viendo como empiezan a salir los candidatos a alcaldías y gobernaciones, con programas que traen todo tipo de proyectos: un puente allí, una vía allá, una universidad acullá, cuando no con frases gaseosas como "recuperar la seguridad", "lograr equidad", o peor aún, con consignas activistas ideologizadas como "los pobres tendrán su revancha". De ese impresionante número de candidatos, oiremos de todo, prometiendo el oro y el moro con la plata del contribuyente, pues una aplastante mayoría de programas se basarán en “pedir” recursos nacionales como se hace consuetudinariamente, aunque en este momento de cambio si que papá gobierno será todo. Promesas infinitas con recursos muy finitos llevarán  a frustraciones gigantescas cuando de lo prometido solo se logrará un poquitico.

Mamertadas aparte, la razón de ser de una alcaldía es establecer los mecanismos participativos para lograr un adecuado desarrollo económico que sea ambiental y socialmente sostenible, entendiendo estas dos dimensiones, no en su carácter anarquista como lo maneja el presidente Petro, sino en cuanto a nivelar el campo de juego y respetar los límites de recuperación de la naturaleza. El gobierno, actuando como árbitro no como jugador, deberá “permitir” que los ciudadanos puedan progresar según sus capacidades.  Y ese desarrollo sostenible se materializa finalmente en el territorio, en los usos del suelo y la definición del límite urbano o en lo que llamamos usualmente planificación urbana.

Y todos esos "programas" de campaña solo muestran que los candidatos saben que una ciudad tiene calles, servicios públicos, transporte, universidades, colegios, hospitales y demás, que hay problemas de seguridad personal, riesgos naturales, desempleo, pobreza y asuntos sociales similares, daños a los ríos, emisiones de gases efecto invernadero, destrucción de bosques y problemas similares; es decir, saben cuáles son las fichas del juego pero no tienen ni idea como se juega, como se interrelacionan todas las piezas, y peor aún, cual es el objetivo del juego.

La visión integral es la base de la planificación y eso requiere información masiva, conceptualización del modelo de ciudad, reorientación de la institucionalidad, gestión comunitaria y conocimiento geopolítico.Los candidatos saben que jugar ajedrez solo con una ficha lleva siempre al jaque mate y sería bueno que lo supieran los votantes para descartar con buen ojo,entre tanto político profesional, quienes juegan como el culebrero a engañar a sus votantes, en un juego que podríamos llamar ajedrez culebrero.

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