En una reciente entrevista con Blu Radio, el comisionado de Paz de Colombia, Otty Patiño, manifestó su profunda preocupación ante la falta de compromiso por parte del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en el proceso de paz. Según Patiño, la situación ha llegado a un punto crítico, y las perspectivas de alcanzar una paz duradera con el grupo guerrillero parecen cada vez más lejanas.

Patiño explicó que las conversaciones con el Eln están efectivamente estancadas desde marzo o abril de este año, lo que ha obstaculizado significativamente los esfuerzos del gobierno por establecer un cese al fuego que se mantenga en el tiempo.

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“En este momento no hay mesa, en la práctica no hay mesa”, afirmó el comisionado, resaltando la falta de avances significativos en las negociaciones, a pesar de la firma de algunos acuerdos, como el denominado ‘acuerdo 28’.

La incapacidad de retomar las reuniones formales ha dejado al proceso de paz en un estado de parálisis.

El comisionado también subrayó que el Eln ha abandonado su participación en el mecanismo de monitoreo y verificación del cese al fuego desde octubre del año pasado.

Esta retirada ha permitido que el grupo continúe con sus ataques, en particular contra la infraestructura colombiana, como el oleoducto Caño Limón-Coveñas, un conducto clave para el transporte de petróleo en el país. Los ataques recurrentes no solo han tenido un impacto económico negativo, sino que también han generado un clima de inseguridad y desconfianza en torno al proceso de paz.

Ante la pregunta del periodista Néstor Morales sobre las motivaciones del Eln para continuar con los ataques, Patiño fue claro: el grupo busca presionar al Gobierno para obtener concesiones que, según él, ya han sido discutidas y acordadas en la mesa de negociaciones. Sin embargo, Patiño considera que muchas de estas demandas son ilógicas y reflejan una falta de compromiso real del Eln para abandonar la violencia y reintegrarse a la sociedad civil.

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“Están perdiendo la oportunidad de la paz y se está creando una fisura muy fuerte entre las bases del Eln y la población que alguna vez los apoyó”, señaló Patiño, resaltando el desgaste de la paciencia tanto del gobierno como de la ciudadanía frente a la postura intransigente del grupo guerrillero.

El comisionado Patiño fue enfático al expresar que, aunque el gobierno del presidente Gustavo Petro ha mantenido una disposición abierta al diálogo, la falta de avances y los continuos actos de violencia por parte del Eln han mermado significativamente las posibilidades de éxito en las negociaciones.

“Creo que ya se está agotando las posibilidades, están agotando las maneras”, dijo Patiño. “El gobierno ha hecho la oferta de tal manera que ellos están golpeando, pateando la lonchera, como se dice”, añadió, utilizando una metáfora para ilustrar cómo el Eln parece estar desaprovechando las oportunidades de paz ofrecidas.

Patiño subrayó que, aunque el gobierno no ha cerrado la puerta al diálogo, es el Eln quien, con su comportamiento, ha puesto en peligro la continuidad de las conversaciones. “De manera que la gasolina que tiene esos diálogos se ha agotado enormemente. Ellos son los únicos que pueden echarle de nuevo gasolina al tanque de los diálogos y de las negociaciones”, afirmó, dejando claro que la responsabilidad de revivir el proceso recae ahora en el grupo guerrillero.

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Durante la entrevista, también se abordó la reciente visita del excanciller Álvaro Leyva a Caracas, un evento que generó controversia y especulación en torno a su relación con el proceso de paz con el Eln. Patiño aclaró que Leyva no contaba con una misión oficial del gobierno para dichas gestiones y expresó su preocupación por cómo estas acciones podrían generar confusión en un momento ya de por sí delicado para las relaciones exteriores de Colombia.

El comisionado Otty Patiño concluyó su intervención enfatizando la necesidad de un compromiso genuino por parte del Eln para que el proceso de paz pueda avanzar. La incertidumbre en las negociaciones no solo amenaza con prolongar el conflicto, sino que también pone en juego la estabilidad y la confianza en la capacidad del gobierno para alcanzar una paz duradera.

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