Las reacciones de las personas que vieron la noticia fueron inmediatas, expresando diversas inquietudes y escepticismo en redes sociales. Algunos comentaron: “A esta historia le falta un pedazo” o “¿Cómo llegan 8 toneladas de cocaína hasta un puerto? ¿Será que los laboratorios los tienen en los puertos, o los dejan llegar hasta ahí para no tocar a los dueños?”.
Crecimiento de cultivos ilícitos de hoja de coca en el país
De fondo hay una preocupación y es que a pesar de que el Gobierno ha centrado su estrategia en la interdicción marítima y las operaciones en las que se incauta directamente la cocaína en los puertos y aeropuertos, las hectáreas de cultivos ilícitos de hoja de coca han continuado su crecimiento durante los últimos meses.
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Así lo confirmó recientemente el embajador de Colombia en Estados Unidos, Daniel García Peña. El país recibió la certificación de la lucha contra las drogas la semana pasada por parte de la administración de Joe Biden, pero no es claro lo que vaya a suceder después de noviembre cuando en ese país hay elecciones y Trump podría regresar al poder.
De hecho, este fin de semana, desde Chicago, el presidente Gustavo Petro hizo una vez más una comparación de Trump con el nazismo por sus propuestas alrededor de los temas de la migración no regularizada.
La última medición de cultivos ilícitos en Colombia dio cuenta de 205.000 cultivos con un crecimiento exacerbado especialmente en el departamento de Putumayo y con un detalle importante y es que el aumento se concentró también en parques naturales y zonas protegidas que los narcotraficantes están aprovechando para sembrar en cantidades industriales.
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En política pública el presidente dedica varias de sus publicaciones diarias en X a dar cuenta de los operativos en los que toneladas y toneladas de cocaína son incautadas, pero las estadísticas señalan que la producción ha aumentado. De hecho, se pensaba que los narcos estaban logrando más producción con menos hectáreas pero este último indicador no ha dejado de crecer.
La situación en cifras
Según cifras de la Policía, en diciembre de 2023 el año cerró con 246.000 hectáreas, un crecimiento de 16.000 con base en la misma fuente de cifras para diciembre de 2022. A pesar de ese altísimo número que significa que los programas de sustitución no han cumplido los objetivos esperados, el año pasado solo fueron erradicadas 20.000 hectáreas. En gobiernos anteriores la cifra anual era de 50.000 e incluso 80.000 hectáreas erradicadas.
El presidente insiste en que su estrategia será la interdicción e incautación, pero parece haber un retraso en los programas de implementación para sustituir los cultivos.
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En la mayoría de regiones el problema es la falta de alternativas que les permitan a los campesinos tener ingresos rentables sin tener que acudir a esos cultivos, luego usados por los narcos y grupos armados organizados de todos los tipos.
Siguen existiendo problemas en las cadenas de producción de otros sustitutos para la hoja de coca como la falta de tecnificación para generar plusvalía y la falta de vías terciarias que permiten comunicar a las zonas rurales con las urbanas para hacer mejor la comercialización.
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