En la literatura universal abundan las historias de amores eternos, de esos que prometen trascender la muerte. Romeo y Julieta es quizá la historia más conocida de la ficción.

Pero bien dice un adagio popular: hay momentos en los que la realidad supera la ficción, crea historias más increíbles, conmovedoras. Una de ellas pasó el fin de semana en Antioquia: la pareja de esposos, conformada por María Georgina Muñoz y Daniel Hernández Zapata, falleció el mismo día, a la misma hora, pero en lugares diferentes.

El matrimonio, que vivía en el municipio de Turbo, en el Urabá antioqueño, llevaba 65 años de convivencia. En ese tiempo tuvieron ocho hijos, varios nietos y bisnietos. Eran dos personas muy unidas. Compartían casi todas las horas de los días.

Solo se tuvieron que separar la semana pasada, cuando doña María Georgina viajó hacia Medellín para que le realizaran la cirugía de una hernia.

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Sin embargo, de acuerdo con el reporte que hizo el periodista Jesús Oviedo Salazar, que vive en el corregimiento de Currulao, en Turbo, donde residía la pareja, la situación médica de la señora se agravó el viernes 24 de mayo, cuando se dieron cuenta de que tenía una infección.

La trasladaron a un hospital ubicado en Rionegro, al oriente de Antioquia, para realizarle una cirugía de emergencia. En el centro asistencial al que la ingresaron, la mujer sufrió un paro cardio respiratorio. Fue entubada por parte de los médicos. Falleció pocos minutos después, a los 85 años.

Lo curioso de la historia fue que don Daniel Hernández Zapata, quien tenía 88 años y se quedó en la casa familiar, sufrió un ataque cardiaco en la tarde del mismo día. Lo llevaron a un hospital ubicado en el municipio de Apartadó. Lo atendieron los médicos, pero no pudieron hacer nada: murió a la misma hora que su esposa en Rionegro.

De acuerdo con información que publicó el diario El Tiempo, los cuerpos de la pareja se reencontraron el domingo pasado, cuando fueron velados en la casa que vivieron. A las honras fúnebres llegaron varios familiares y personas que los conocían. Luego, como en Romeo y Julieta, fueron enterrados juntos.

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