Un exmiembro de la policía antinarcóticos de Colombia aquejado por la enfermedad de párkinson tras participar en fumigaciones de narcocultivos con glifosato durante años recibió la eutanasia este lunes.
El sargento Gilberto Ávila, de 59 años, acusaba parálisis en buena parte de su cuerpo y accedió al procedimiento en un centro médico de la ciudad colombiana de Armenia (centro-oeste), informó uno de sus allegados a la AFP.
"No quiero que el glifosato siga acabando con vidas como la mía", dijo Ávila en un video enviado a medios la semana pasada en el que hizo pública su decisión.
El expolicía participó en varias aspersiones aéreas de cultivos de hoja de coca, el componente base de la cocaína, durante los años noventa.
"Nos tocaba cuidar el terreno para que no impactaran los delincuentes a las avionetas y los helicópteros (...) nos caía encima el químico", relató.
En 2009 fue diagnosticado con la enfermedad neurodegenerativa de párkinson.
Hay una "alta probabilidad de que haya sido por el glifosato ya que otros dos compañeros están enfermos de lo mismo. Estábamos sometidos a las mismas condiciones en la fumigación", explicó Ávila.
Estudios científicos advierten que la exposición prolongada a este herbicida es un "factor de riesgo" para desarrollar párkinson.
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Comunidades cocaleras también han denunciado malformaciones después de las aspersiones.
Colombia, el mayor exportador de cocaína del mundo, suspendió las fumigaciones de narcolcultivos con glifosato en 2015 ante la sospecha de que puede provocar daños a la salud y el medioambiente.
"Ya no puedo hacer nada: no puedo ni hablar bien, no puedo salir, dependo totalmente de otras personas. Decidí practicarme una muerte digna porque no tengo más recurso", expresó el expolicía.
Ávila dijo que tuvo que acudir a varias acciones legales para recibir atención médica por parte de la policía y que la institución le dio una indemnización equivalente a 7.000 dólares tras conocer su diagnostico.
"Es como darle un dulce a un niño para que no llore. Se aprovecharon de mi ignorancia (...) me considero una víctima olvidada del conflicto" armado, se lamentó.
Colombia despenalizó la eutanasia en 1997 para pacientes terminales y extendió el año pasado ese derecho a quienes padezcan "un intenso sufrimiento físico o psíquico" por causa de una lesión o enfermedad incurable.
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Los últimos minutos del sargento (r) Ávila
El sargento (r) de la Policía, Gilberto Ávila Llano (de amarillo) se ha reunido con su familia. A cada uno de ellos les ha dado un mensaje y ha tenido conversaciones antes de morir. Foto: Cortesía
Contrario a lo que siempre imaginó, que su muerte pasaría inadvertida y tranquila, la despedida del sargento en retiro, Gilberto Ávila Llano, estuvo llena de momentos emotivos y homenajes que exaltaron su vida y labor como policía.
Hasta su finca, en el caserío Boquía, en el municipio de Salento (Quindío), llegó un grupo de hombres Jungla y le rendieron un homenaje. Junto al palo de guayabo, donde serán enterradas sus cenizas, este grupo élite de la Policía de Colombia le hizo una calle de honor y a voz de mando, le rezaron la oración del comando Jungla.
“Te damos gracias Señor, al bendecir este grupo de comandos, convirtiéndolos en una fuerza élite, puestos en la tierra con sabiduría y fortaleza, deseando siempre la victoria, danos la prudencia, tranquilidad y seguridad para vences al enemigo oculto, peligroso y mortal...” , dijeron los agentes a una sola voz.
Tras los honores, el sargento Ávila, quien se vistió como un policía Jungla y lució su camisa de esa unidad, se dirigió a los comandos y les expresó: “A todos les pido unidad, valentía y honestidad; valentía con respeto porque ellos (los ciudadanos) están esperando quien los defienda”.
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Tras estas palabras, el sargento Ávila, que en los últimos días recibió a sus familiares y amigos en su casa para despedirse de ellos formalmente, se dirigió a la clínica de Occidente, donde a las 10 de la mañana de este lunes le fue aplicada la eutanasia.
En las puertas del centro médico fue despedido por su seres queridos más cercanos y para todos tuvo palabras de aliento. En la despedida, el sargento derramó unas lágrimas antes de despedirse de este mundo.
El sargento (r) Ávila solicitó la eutanasia en abril de este año y le fue aceptada en julio de 2022. Su solicitud fue hecha después de que padeciera por más de 15 años parkinson juvenil, que le fue diagnosticado en 2009 cuando era policía activo.
Luego de su muerte digna, la familia cremó los restos mortales que fueron llevados hasta la finca y fueron esparcidos en un árbol de guayabo en el que Ávila solía poner comida para las aves, animal por el que siempre tuvo una admiración profunda.
Resumen de agencia*
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