La guerra entre Ucrania y Rusia sigue extendiéndose y dejando a su paso destrucción, muertos, familias acabadas y desolación. Este conflicto no está lejos de Colombia pues cientos de connacionales han decidido irse a pelear por la bandera ucraniana a cambio de un sueldo con el que esperan saciar necesidades a sus familiares.
En portales de las redes sociales, dedicados a visibilizar a las víctimas mortales de la guerra que tienen nacionalidades extranjeras, han aparecido varios colombianos asesinados en las últimas semanas en el conflicto armado. En lo que va del año serían 27 los hombres que, peleando por Ucrania, han perdido la vida en combate.
El pasado primero de marzo se reportó un terrible bombardeo donde murieron 150 militares, incluyendo 30 instructores extranjeros, siete de ellos colombianos. Las víctimas fueron Rigoberto Yepes Vitascue, oriundo de Palmira, Valle del Cauca; Gustavo Adolfo Baquero Rubio, de Granada, Meta; Rafael Segundo Rivero Gutiérrez, de Plato, Magdalena; Edison Cruz Barreto, de Rioblanco, Tolima; y Richard Andrés Moreno, de Bogotá. Estaban desaparecidos desde febrero.
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Este viernes 5 de marzo se conoció que el también colombiano Sneider Zamudio, sucumbió en el campo de batalla, al igual que José Del Carmen Casallas Hurtado, Mario Arvenis Galvis Mora y John Edinson Gómez Mejía.
Medios especializados sobre los voluntarios del mundo en la guerra han manifestado que el número de colombianos luchando por Ucrania es elevado y superior a los voluntarios de cualquier otro país del mundo. Casi todos son exmilitares o expolicías con conocimientos en armas y combates, siendo muy aprovechados en dicho país por su preparación.
Los colombianos son tentados por altas sumas de dinero que ganarían mensualmente. Deciden entrar a defender a Ucrania y reciben una inducción que demora unas tres semanas. Al principio parece una misión sencilla, pero con el transcurso de los días todo se complica.
Muchas veces, los extranjeros son enviados a zonas rojas o de mayor conflicto, convirtiéndose en objetivos fáciles para los sofisticados ataques rusos. Otras veces pierden contacto telefónico con sus familias y el dinero que al principio dijeron pagar termina disminuyéndose, hasta que los uniformados comienzan a sentir que fue una mala decisión viajar. Algunos vuelven a casa para contar la historia, otros nunca lo logran.
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