El fenómeno de El Niño 2025-2026 en Colombia se proyecta con una transición hacia condiciones neutrales, con la posibilidad de que se desarrollen temperaturas más cálidas y un cambio en los patrones de lluvia en regiones como la Andina en la que se encuentra Norte de Santander.
El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), pronosticó lluvias por debajo de lo normal en junio y el mes de julio que está en curso, en comparación con los promedios históricos para este periodo.
En estas condiciones, se proyecta que el fenómeno de El Niño afecte las temperaturas y la disponibilidad de agua, lo que podría tener implicaciones en la generación de energía y el suministro hídrico.
Ante esta amenaza, La Opinión les preguntó a las autoridades ambientales si estamos preparados para enfrentar una sequía o posibles racionamientos de agua o, en su defecto, si ya está en camino un plan de contingencia con el que se mitigue el impacto que se pueda desatar.
La respuesta a este interrogante lo dio la Corporación Autónoma Regional de la Frontera Nororiental (Corponor), al dar a conocer que tiene listo el Plan de Contingencia para la Atención del Desabastecimiento del Recurso Hídrico, un instrumento técnico que busca salvaguardar la disponibilidad y calidad del agua en el departamento.
El documento, que fue elaborado con un enfoque integral y prospectivo, consolida una estrategia proactiva orientada a articular la gestión del riesgo, la planificación ambiental y la seguridad hídrica en un territorio caracterizado por su geografía diversa y cuencas hidrográficas sensibles a fenómenos climáticos extremos, como sequías prolongadas.
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De acuerdo con Rafael Humberto Camacho, director general de Corponor, el nuevo plan es “una herramienta operativa diseñada para anticiparse y gestionar situaciones de escasez derivadas de períodos prolongados de sequía. Establece un marco de acción integral que facilita la toma de decisiones informadas durante crisis hídricas, a través de procedimientos definidos, asignación de responsabilidades específicas y fortalecimiento de la cooperación interinstitucional”.
Entre sus componentes más destacados se encuentran:
• El monitoreo constante de los ríos Zulia, Pamplonita, Algodonal, entre otros, y la realización de aforos para evaluar su caudal.
• El diseño e implementación de campañas de sensibilización ciudadana sobre el uso racional del agua.
• La promoción de técnicas de ahorro hídrico en viviendas, industrias y actividades agropecuarias.
• La definición de protocolos de activación preventiva o reactiva ante señales de alerta meteorológica o situaciones de emergencia declarada.