La saliente canciller Laura Sarabia dio unas breves declaraciones este lunes en la tarde desde la Casa de Nariño tras reunirse con el presidente Gustavo Petro: “fue una reunión donde tratamos varios temas en la política exterior, donde tratamos varios de los avances que hemos tenido con los Estados Unidos. A partir de mañana inicio un empalme con la vicecanciller Rosa Villavicencio, quien asumirá la Cancillería. Estaremos trabajando junto a ella y le entregaré toda mi gestión de estos últimos seis meses. Toda mi gratitud al presidente Petro. Hoy puedo decir que finalmente mi tiempo en el Gobierno ha terminado”, señaló y estuvo a punto de despedirse hasta que una periodista le preguntó: “¿Se despidió del presidente? ¿Cómo le fue?”
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Sarabia respondió: “me fue muy bien. Siempre toda mi gratitud al presidente. Fueron tres años de mucho trabajo a su lado. Obviamente una carga de emociones muy importante, pero me voy con la conciencia tranquila y sobre todo con que traté de llevar todos los cargos en la máxima altura y la máxima disciplina y sobre todo que le entrego al país mi gestión y le deseo los mejores de los éxitos a la nueva canciller Rosa Villavicencio”.
Antes de entrar a esa reunión después de la hora del almuerzo, Sarabia había endurecido su posición frente a la crisis de la fabricación de los pasaportes, que fue el tema principal por el cual terminó renunciando el Gobierno. La canciller insistió en que “la Imprenta Nacional no está lista” para llevar ese proceso a partir del 1 de septiembre cuando termina el contrato con Thomas Greg & Sons.
Petro está empecinado en que esa empresa (TGAS) no debe seguir teniendo el contrato. Su solución, sin embargo, ha sido improvisada y ya le ha costado la cabeza de su primer canciller, Álvaro Leyva, y ahora de Sarabia. El mandatario y su círculo de confianza actual, en cabeza del jefe de gabinete Alfredo Saade, insisten en que la Imprenta Nacional puede asumir esa tremenda labor a través de un acuerdo con la Casa de Moneda de Portugal.
La Cancillería piensa lo contrario. Así se lo hizo saber a la Procuraduría en documento enviado el 25 de junio en el que describe que para que eso suceda se necesitan mínimo 35 semanas de empalme y capacitación, además de otros procesos.
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Este lunes, de hecho, Saade confesó al Reporte Coronell que el contrato con Portugal a la fecha no ha sido firmado.
“A ella (Sarabia) sus asesores le dijeron que si firmaba ese contrato como le pedían, se iba a la cárcel, y por eso renunció”, dice una fuente del Gobierno bajo reserva.
No se trata solo de la salida de una funcionaria eficiente que “tiene una inteligencia que capta con rapidez”, como dijo Petro hace unos días, pues es bien sabido que mandatario no termina bien con la mayoría de sus colaboradores.
Lo de Sarabia trascendió la esfera de poder política hasta el plano personal. Petro no ha tenido colaboradores igual de leales y con el mismo nivel de poder o escándalos. Su mano derecha histórica fue Augusto Rodríguez, director de la UNP y también exguerrillero del M-19, pero su mayor habilidad era asesorarlo para los debates parlamentarios y más recientemente estar al frente de su seguridad, que no es poco. Sarabia fue nombrada canciller el 29 de enero de este año, pero antes había ocupado cargos tan importantes como directora del Dapre, directora del DPS, jefe de gabinete y de despacho presidencial.
La joven politóloga, y menor medida Armando Benedetti hasta hace poco, se hicieron indispensables para el presidente. Pueda que Sarabia lo siga siendo desde otras instancias.
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