Jesús Alberto Cedeño ayer se lamentaba una y otra vez, no haberle puesto más atención a las andanzas de su hijo menor, pues está seguro de que eso habría sido lo que lo llevó a su muerte.
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El hombre se paró justo al frente del cadáver de su hijo, que quedó tendido en la mitad de la polvorienta y empedrada vía que pasa por la vereda Los Peracos hacia lo más alto del Cerro Tasajero, y aseguró que de haber sido más estricto con él, hoy no estaría llorando su asesinato.
Al lado del cuerpo sin vida de Germán Alberto Cedeño Ruíz, de 16 años, quedó el cadáver de Lino Josué Padrón León. A las dos víctimas las asesinaron a tiros, la noche del miércoles, cuando se movilizaban en una motocicleta.
El doble homicidio provocó miedo entre las pocas personas que viven por ese apartado lugar de Cúcuta. Ninguna persona quiso hablar del hecho.
Lo sucedido
Según conocieron las autoridades, el menor de edad y Padrón León se movilizaban por esa zona en una moto, cuando varios hombres armados los interceptaron y sin mediar una sola palabra les dispararon.
Las víctimas cayeron al piso y la motocicleta quedó unos metros más adelante. Los homicidas al ver que cumplieron con su objetivo, se marcharon tranquilamente de este sector de la zona rural de Cúcuta.
Unas personas que pasaba por el lugar, al ver los cadáveres atravesados en la vía, de inmediato alertaron a las autoridades, pero como eran las 8:00 de la noche, ninguna patrulla de la Policía Metropolitana se trasladó al sitio.
Solo hasta 12 horas después, una funeraria envío a dos empleados con un vehículo y fueron ellos los que trasladaron los cuerpos a las instalaciones de la Sijín para adelantar la inspección técnica y luego los llevaron a Medicina Legal.
Una trágica noticia
Con sueño, hambre y sabiendo que les tocaba caminar más de una hora, ayer la familia de Germán Cedeño y Lino Josué salieron de sus humildes casas, ubicadas en la invasión 6 de Reyes, hasta la vereda Los Peracos, pues querían ver por ellos mismos si era cierto que los habían matado.
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Y es que por unas fotos que circularon en redes sociales, los familiares se enteraron de la trágica noticia. Además, varias personas los llamaron a comentarles lo que había sucedido, sin embargo, algunos de los parientes rezaban y esperaban que no fueran ellos.
“Ha sido terrible, no hemos ni dormido desde el día anterior, yo me enteré a las 8:47 de la noche del miércoles, llegaba de trabajar y me llamó la mamá de Germán llorando y de ahí partimos a pie como a la una de la madrugada, pero después de caminar unos metros dentro de la vereda, unas personas se nos acercaron y nos dijeron que esperáramos que amaneciera y cuando estuviera claro entráramos, pues podía pasar cualquier cosa”, explicó uno de los familiares.
Y así fue. Entre la penumbra de la noche y el temor a que tanto los adultos como los niños que estaban, sufrieran algún tipo de peligro, decidieron esperar en la glorieta que está al lado de la Penitenciaría de Cúcuta, hasta que amaneciera, para volver a emprender la caminata.
Sin embargo, luego de transitar a pie por cuatro kilómetros desde la entrada de la vereda, varios de los familiares rompieron en llanto, mientras se abrazaban entre sí, pues en efecto, en la mitad de la vía estaban sus seres queridos asesinados.
¿Quién era Lino Padrón?
La esposa de Lino Josué afirmó que su marido no había tenido ninguna amenaza en los últimos días, pero resaltó que horas antes de ser asesinado, tuvo una riña con un hombre, muy cerca del lugar donde trabajaba.
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“El día fue muy normal, él se levantó en la mañana a trabajar, por lo general comercializaba con cerdos, los compraba y los vendía, a veces lo contrataban para que los matara, pero al mediodía, después de salir de trabajar, fue a jugar en un billar cerca de su trabajo y a tomar cerveza con unos amigos, estando ahí terminó de pelea con otro hombre, ya después como que eso se calmó, pero mire, en la noche lo mataron”, manifestó la mujer.
Lino Padrón, de 27 años, quien tenía dos hijos y vivía en el barrio San Gerardo, era, según su esposa, un hombre que siempre estuvo dedicado a trabajar para alimentar a su familia.
‘Somos muy pobres’
Jesús Alberto manifestó que él trabaja en lo que le salga, “construcción, podar árboles, barrer calles o lavar carros, lo que yo busco es ganarme algo de dinero para ayudar a mis hijos y vea, me mataron a mi muchachito, él me acompañaba muchas veces”.
Agregó: “él de pronto agarró una mala junta y esa fue la que me lo dañó. Yo no puedo decir que lo vi en cosas malas, pero a veces dejaba de verlo varios días y luego volvía. El año pasado la Policía lo agarró y lo llevó a un centro de resocialización, donde duró unos meses y salió juicioso”.
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Jesús Cedeño y su familia salieron de Venezuela hace cinco años, dejando lo poco que tenían allá, con la ilusión de que en Cúcuta tendrían una mejor vida. “Nosotros teníamos una casita en Maracay, allá trabaja y conseguía para nuestro diario vivir. Cuando nos tocó salir porque la cosa se puso muy mal económicamente, Germán Alberto fue uno de los que dijo que no se venía y me tocó convencerlo para que lo hiciera y vea, mírelo ahí tirado, muerto”, señaló el entristecido hombre.
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