Un mal que hay que frenar
La violencia en el fútbol colombiano ha tenido múltiples capítulos recientes, siendo uno de los más recordados la pelea campal entre barras de Santa Fe y Medellín durante la final de la Liga Betplay-1. Casos como este, sumados a una larga lista de antecedentes, reflejan una preocupante tendencia que las autoridades y los entes deportivos no han logrado frenar del todo.
El Código Disciplinario Único de la Federación Colombiana de Fútbol, en su artículo 84, es explícito: se consideran conductas impropias los actos de violencia contra personas o cosas, el uso de objetos inflamables, el lanzamiento de objetos, insultos, pancartas ofensivas e invasión al terreno de juego. Estas faltas son castigadas con la suspensión de la plaza entre una y tres fechas, y con multas que pueden oscilar entre ocho y doce salarios mínimos legales mensuales vigentes, dependiendo de la gravedad del hecho.
Cuando estas acciones generan daños a personas o instalaciones, las sanciones se endurecen, pudiendo llegar hasta cuatro fechas de suspensión, además del deber de indemnizar los perjuicios causados. En este contexto, el presidente de la Dimayor, Carlos Mario Zuluaga, aseguró que el caso ya fue trasladado a las comisiones disciplinarias correspondientes.
Más información: Desmantelan olla en plena Avenida Cero de Cúcuta
“Es un procedimiento interno que pasa primero por el informe del árbitro y comisarios de campo. Luego, la Comisión Disciplinaria evaluará y tomará todas las decisiones respectivas. Ya tenemos toda la información. El resto no depende de la parte administrativa de la Dimayor. Lo manejan las comisiones disciplinarias, y ellos tomarán las determinaciones. Pero pueden estar seguros de que sí se van a tomar medidas”, afirmó Zuluaga.
El fútbol colombiano vive momentos difíciles, donde la pasión muchas veces se transforma en violencia y deja de lado el verdadero espíritu del deporte. Mientras los equipos siguen compitiendo dentro del campo, fuera de él persiste un enemigo silencioso pero letal: la intolerancia. Es hora de que las sanciones no sean solo ejemplares, sino verdaderamente transformadoras. El fútbol merece respeto, y quienes lo practican y lo siguen, también.
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion.