Murió hace 25 años, pero nos dejó el maldito legado que cada día lo engrandece y honra: Las modelos, nutridas de silicona; los políticos, colmados de efectivo para comprar jurados. También los futbolistas, que ahora quieren parecer traquetos, con sus carros último modelo, y sus novias “engalladas”.
Nos dejó el señor Escobar el amor por lo fácil, sino pregunten ustedes a los jóvenes de hoy si vale la pena estudiar. “Para qué leer y madrugar, que así no se hace plata”.
El legado es funesto y sigue latiendo. La cultura de lo vistoso, de los escoltas y los vidrios polarizados, las motos y las discotecas.
Ahí está Pablo, en cada esquina del planeta, cuando los jóvenes del pueblo añoran con ser capos para no trabajar.
Está, el patrón, metido en cada uno de los pensamientos de los universitarios que preguntan, semanas antes del inicio de clase, con cuál profesor la materia es más fácil. “Con quién me recomiendan ver la materia, que no toque estudiar o leer, y que pueda dejar la nota alta”, averiguan los jóvenes. Aterrados, los profesores, ya no exigen, pues les da miedo que el estudiante no inscriba su materia. Acaso, ¿no ven que ahí está el legado de la vida fácil fácil?
La ética del patrón también todo lo permea. Por ahí, en chistes que envían por Whatsapp, sale un meme de escobar pidiendo el nombre del árbitro de un partido en el que perdió Colombia. Pide el nombre para mandarlo “quebrar” que es como hablamos los colombianos.
Todos se ríen del chascarrillo, como si no hubiera sido cierto que el patrón “quebró” a casi 6 mil personas. Nos enviamos el chiste, creyendo que es inofensivo. Se les olvida que acá mataron árbitros: los del fútbol, los de la política, los de la justicia. Para el patrón los árbitros eran estorbo, y ¡nosotros replicamos el chiste!
Miren ustedes lo que pasó en la Copa Libertadores, si no es un típico y perfecto ejemplo de cómo la cultura narco y traqueta se ha tomado al mundo: Se impone la bravuconada, la patanería, la violencia, y el Estado – Argentina, ni más ni menos – no es capaz de controlar la cosa, y entonces muy a la forma perezosa y fácil de resolver los líos, deciden irse allende las fronteras a jugar. Ya perdieron los equipos, los hinchas y el país, y ganó la matonería.
Y la estética del patrón también está presente. Las niñas que para celebrar sus quince años piden una cirugía de senos. Y los padres, que se endeudan, para cumplir el deseo de la reina. ¡Gran altar a Escobar!
Si no me creen, miren ustedes las series televisadas, nacionales o foráneas, que muestran a Escobar y sus chicas haciendo hazañas, como si de díscolos jóvenes se tratara.
No sé ustedes, siento que escobar murió hace 25 años en un tejado, pero el Patrón sigue vivo.