Al recorrer las áreas urbanas de una ciudad como San Cristóbal, se hace cada vez más común observar avisos de casas y apartamentos en venta y ofertas de alquiler, una situación poco común hace algunos años atrás.
Pareciera, entonces, que la crisis venezolana ha impactado de manera negativa en la mayoría de los rubros económicos del país, sin embargo, el mercado inmobiliario ha logrado mantenerse pujante en medio de la emergencia humanitaria compleja con la que organismos multilaterales han calificado la situación política, económica y social de Venezuela.
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Yuraima Suárez, economista experta en finanzas, recuerda que los créditos hipotecarios dejaron de existir en el país a raíz de la hiperinflación que ha llevado a que los precios del mercado se establezcan en dólares.
“Quienes tienen acceso a viviendas son las élites económicas, pues la clase trabajadora no tiene acceso a viviendas”, explicó.
Esta situación representa importantes oportunidades para quienes desde el extranjero quieran invertir en inmuebles en el país, con la advertencia de que la inestabilidad jurídica reinante en el país constituye un riesgo elevado para los inversionistas, aunque, a pesar de ello, vale la pena.
“Si la oferta supera a la demanda, la consecuencia directa es una baja en los precios que favorece al inversor”, acota la experta.
Regal Labrador, considerado uno de los mejores vendedores inmobiliarios de Venezuela, conoce muy bien el mercado sancristobalense, donde se desempeñan más de 300 agentes.
“Realmente el mercado inmobiliario no ha parado, es un mercado que siempre está en constante movimiento, no ha parado en pandemia, no se paró en época de protestas, siempre hay clientes dispuestos a invertir”, expresó mientras acota que lejos de disminuir, la cartera de clientes crece, así como el ticket de compra, pues cada vez son más frecuentes las ventas de propiedades con precios superiores a 100.000 dólares.