Carlos Alcaraz, número uno del mundo, se coronó este domingo nuevo campeón de Wimbledon derrotando en cinco sets al defensor del título, Novak Djokovic, que no perdía un partido en la pista central del All England Club desde hacía 10 años.
El español de 20 años se impuso al veterano serbio, que buscaba su octavo trofeo en Wimbledon y su 24 de Grand Slam, por 1-6, 7-6 (8/6), 6-1, 3-6 y 6-4 en cuatro horas y 42 minutos.
La final más larga en este torneo la disputaron Djokovic y Roger Federer en 2019 y duró solo 15 minutos más.
Alcaraz, el número Uno mundial, más joven de la historia y que ya tenía en su haber el Abierto de Estados Unidos de 2022, levantó así su segunda copa de un Grand Slam en su tercera participación en Londres.
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Y sobre una superficie, la hierba, que hasta hace poco apenas conocía.
El partido vio al español ir de menos, a más... y a mucho más.
"Es un sueño hecho realidad", dijo el joven jugador, agradecido de "hacer historia en este bello torneo" y "jugar con una leyenda" como Djokovic.
"A los 20 años, alcanzar este tipo de situación tan rápido me hace sentir muy, muy orgulloso de mí mismo y del equipo que tengo, del trabajo que hacemos cada día", afirmó.
Su compatriota Rafa Nadal, que este año no participó en Wimbledon, ni en torneos anteriores, debido a una lesión, lo felicitó en Twitter.
"Nos has dado una alegría inmensa hoy y seguro que nuestro pionero en el tenis español, Manolo Santana, también ha estado animando allá dónde esté", escribió, recordando al primer tenista español en ganar en el All England Club, fallecido a finales de 2021.
El partido comenzó muy cuesta arriba para el joven español, que apareció menos concentrado y hábil de lo habitual. Muchos de sus golpes eran demasiado cortos, sus reveses chocaban sistemáticamente contra la red, y sus derechazos profundos, demasiado largos, se salían de la pista.
El experimentado serbio se apuntó la primera manga en tan solo 28 minutos.
"Tras el primer set pensé 'Carlos, sube el nivel, si no todo el mundo estará decepcionado'", explicó después Alcaraz, relatando cómo logró remontar la situación.
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El flamante campeón rindió homenaje a Djokovic, afirmando que "es increíble jugar con él" y recordando que se inició al tenis mirando sus partidos.
Recientemente "dijiste que los 36 son los nuevos 26 y lo has hecho realidad", bromeó sobre la edad del serbio.
"¡Enhorabuena!"
Alcaraz no ocultó su orgullo por haber progresado tan rápido sobre una superficie nueva y complicada. Solo había disputado seis partidos sobre ella cuando en junio llegó al torneo inglés de Queen's... y para sorpresa de todos lo ganó.
"Me he enamorado de la hierba", aseguró, "no esperaba jugar a este nivel en un periodo tan corto".
"Pensaba que tendría problemas contigo solo sobre la arcilla y tal vez superficies duras, pero no sobre el pasto, pero ahora la historia es diferente", le respondió el serbio, visiblemente decepcionado por una derrota "muy dura de tragar".
"Qué calidad al final del partido (...) lograste grandes saques y grandes jugadas y te lo mereces totalmente. "¡Enhorabuena!", le dijo el serbio en español.
Sin poder contener las lágrimas al dirigirse a su hijo, que se encontraba en las gradas, Djokovic se declaró "agradecido de haber ganado tantos partidos ajustados este año" y de haber "sido bendecido con tantos partidos increíbles en mi carrera, este es uno más en los libros de historia para mí".
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En un momento del encuentro, el serbio de 36 años, el hombre con más títulos de Grand Slam de la historia del tenis, se sentía tan frustrado por el juego de Alcaraz que destrozó a golpes una raqueta contra el poste de la red.
Esta era la primera final de Wimbledon para Alcaraz y la novena para Djokovic, que no perdía en esta pista central desde que fue derrotado en 2013 en la final por Andy Murray.
El serbio buscaba además avanzar en su sueño de ganar los cuatro Grand Slams en el mismo año, después de haberse coronado en el Abierto de Australia y Roland Garros.
Pero después de haber perdido contra él en semifinales en París en junio debido a los nervios, el español había dicho que esta final no era "el momento de tener miedo".
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