Las autoridades españolas desmantelaron una organización criminal dedicada a la importación de cocaína mezclada con pulpa de fruta enviada desde Colombia, la cual tenía destino a un laboratorio clandestino para su tratamiento y comercialización. En esta operación fueron capturadas once personas.
El laboratorio que fue desmantelado estaba en una finca en la provincia de Alicante, donde se intervinieron más de 1.000 kilos de elementos para el tratamiento de la droga, entre soda caustica, amoniaco, ácido sulfúrico y ácido nítrico, todos los materiales necesarios para la elaboración de cocaína. Así como utensilios como ollas de acero inoxidable y bidones de plástico de grandes dimensiones, papel tamizador y balanzas, junto a 10 kilos de esta droga.
Asimismo, la sociedad mercantil investigada tenía alquilada en otra localidad más de 27 toneladas de pulpa de fruta, tras los análisis preliminares realizados por Sanidad, resultaron no estar contaminados con sustancia estupefaciente, repartidas en 65 bidones metálicos de 200 kilos y 1.216 cajas con 24 paquetes de 500 gramos cada uno.
La operación se desarrolló de forma conjunta por funcionarios de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria y la Policía española, con la colaboración de Europol y la Policía Nacional de Colombia, y se llevaron a cabo cinco registros en otros tantos municipios españoles.
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La incautación de las 27 toneladas de pulpa de fruta se realizó tras haberse intervenido en septiembre pasado en Colombia un contenedor con un cargamento similar esta vez alterado con 955 kilos de cocaína, cuyo destino era España.
¿Cómo inició la investigación?
La investigación se inició en 2024 por funcionarios del Servicio de Vigilancia Aduanera en Alicante después de la detección de importaciones de pulpa de fruta con origen en Colombia y destino en una sociedad alicantina, sobre las cuales se mantenían sospechas de que podrían contener sustancia estupefaciente.
Durante esta primera fase se identificó al líder de la organización y a otro sospechoso, que figuraba como socio de la sociedad instrumental y organizaba la logística operativa de la importación.
En una segunda fase, en la que se incorporó la Policía española, se detectó la llegada de un nuevo contenedor en mayo de 2025, y los investigadores controlaron la mercancía.
La organización empleaba productos alimentarios como vehículo para introducir estupefacientes, mantenía una apariencia de actividad comercial lícita que facilitase su logística internacional y local, y disponía de una infraestructura clandestina capaz de recuperar la droga de la mercancía contaminada.
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