En el corregimiento La Gabarra, en la estratégica y biodiversa región del Catatumbo, 25 familias campesinas han transformado sus vidas dándole un sí al proyecto del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y de Corponor, para establecer en sus fincas un modelo agroforestal que les permita cultivar cacao y plátano, al tiempo que siembran árboles de abarco, produciendo alimentos para su subsistencia y aportando con acciones de restauración ecológica.
Esta iniciativa, de acuerdo con el director de Corponor, Rafael Humberto Camacho, hace parte de la implementación del plan de zonificación ambiental participativo, objeto del punto 1.1.10 del acuerdo final de paz. En Norte de Santander estamos comprometidos con la paz y por ello generamos sinergias con las comunidades del Catatumbo en alianza con las comunidades, dijo.
Así mismo, Carlos Sanmiguel Soto, profesional de la Subdirección de Recursos Naturales de Corponor, explicó que el proyecto se ejecutó en virtud del Convenio Interadministrativo 1036 de 2023, que pretende el establecimiento de 25 parcelas de 1 hectárea cada una, en las que se implementaron proyectos productivos alternativos y sostenibles con las comunidades de La Gabarra.
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“En alianza con el Ministerio de Ambiente, buscamos recuperar áreas que a través del tiempo han sido objeto de deforestación, por el establecimiento de cultivos de uso ilícito y por la ampliación de la frontera agropecuaria en esta zona del Catatumbo”, explicó Sanmiguel.
Fidelina Acevedo Espinel, quien habita en la vereda San José Kilómetro 60. Para ella, “el principal impacto ha sido el fortalecimiento de sus capacidades para aprovechar el suelo de una manera eficiente y responsable, en beneficio de su economía y el desarrollo sostenible para el Catatumbo”.
Teresa Robles, beneficiaria del programa y habitante de la vereda Caño Guaduas, contó que es la primera vez que tiene la oportunidad de sembrar cacao en su finca. “Ha sido satisfactorio contar con el acompañamiento de un equipo técnico para que las plantas prosperen y con ellas la esperanza de mejorar nuestra calidad de vida”, dice.
La alianza entre el Ministerio de Ambiente y Corponor, ha permitido que cada beneficiario establezca en una hectárea, cacao, plátano y abarco, sembrando especies maderables y alimentos; al tiempo que siembran paz y se reconcilian con la naturaleza.
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En la vereda Caño Guaduas, también está la historia de José Alexander Amaya, quien narra como los rostros de sus vecinos tienen una mirada diferente. “El Estado está aportando asistencia técnica y acompañamiento, y nosotros hemos tenido la disposición de sacar adelante este proyecto, dejando épocas de cultivos ilícitos y dándole paso a proyectos legales en beneficio de todas las comunidades”.
Así como las plantas sembradas crecen en el Catatumbo, los sueños de Blanca Yaneth Albarracín, en la vereda Los Cuervos, empiezan a materializarse. “Los cultivos de cacao y plátano representan un nuevo comienzo, son la esperanza de un futuro para mis hijos”.
Este proyecto y el impacto que ha tenido en voz de las comunidades, no solo está transformando la tierra, sino también las vidas de quienes la trabajan, sembrando alimentos y dando pasos firmes a un futuro de paz y sostenibilidad para sus familias y el entorno, mencionó Camacho.
Cada una de estas familias suscribió con Corponor un acuerdo de conservación mediante el cual se comprometen a promover acciones de protección y conservación a las diferentes áreas de especial significancia ambiental en sus comunidades con el fin de evitar acciones que degraden los ecosistemas en cada una de sus fincas y en las comunidades donde habitan.
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