Ahora cuando el presidente de la República, Gustavo Petro, habla de la sustitución gradual de cultivos ilícitos, cobra importancia la siembra de los productos tradicionales en la zona del Catatumbo.

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La yuca, un tubérculo ancestral que data de la época prehispánica, utilizada por los indígenas para la alimentación, da un paso trascendental en la agroindustria para conquistar nuevos mercados.
 
En el municipio de El Tarra, recientemente visitado por el jefe de Estado, surgió una asociación de campesinos que se encarga del procesamiento de la yuca, empacándola al vacío, para facilitar el consumo entre los colombianos.

Huber Carvajalino Rodríguez, presidente de la Asociación de Productores de Yuca de El Tarra (Asoyuta), manifestó que luego de superada la pandemia se reunieron 20 campesinos y lograron materializar la idea encaminada a la reactivación de la economía agraria.
 
Resaltó las intenciones del mandatario de los colombianos de apoyar esas iniciativas para mejorar las condiciones de vida de los labriegos de la región.
 
“Estamos trabajando en las parcelas por el desarrollo del campo, el bienestar de las familias y la paz en nuestros territorios”, agregó el promotor de la idea.
 
Esperan el apoyo del Gobierno Nacional para adquirir maquinaria y tecnificar el proceso encaminado a los resultados positivos en materia de rentabilidad agroempresarial.
  
“Se compra a 2 mil pesos el kilo en las parcelas, se procesa y se vende a 2.500 a los comerciantes quienes la ofrecen a 3 mil pesos.  Es un precio exacto asegurado sin pérdidas, ya que no deben pelar la yuca.   Son muchas las aplicaciones en la producción de harinas para sustituir el maíz que está bastante caro e incluso para fabricar cerveza, jugos y whisky”,  precisó Carvajalino. 

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Y es que, a pesar de las dificultades viales a las que se enfrentan  los campesinos para sacar sus productos a la plaza principal de la región, los comensales disfrutan de ese alimento servido en los platos de todas las esferas sociales.
 

Oportunidad para superar la crisis

La zona del Catatumbo atraviesa por una crisis alimentaria debido a los cultivos ilícitos que han ganado terreno en una región tan rica y con microclimas óptimos para todo tipo de plantaciones.
 
A raíz de los jugosos ofrecimientos de los narcotraficantes, algunos propietarios de fincas vendieron y se olvidaron de los cultivos tradicionales como la yuca, plátano, maíz, cebolla, tomate, café y cacao. “Históricamente de vocación agrícola, no se justifica que esos productos estén escasos y se tenga que traer desde ciudades de otros departamentos”, anota Carvajalino.
 
Ante esa coyuntura, la asociación se encarga de comprar la cosecha en las fincas, trasladarlas a una bodega donde se pela, se lava, parte en astillas, empaca al vacío y se distribuye en los municipios de la provincia de Ocaña, sur del Cesar y zona del Catatumbo.  La idea es fortalecer lazos de comercialización con las grandes cadenas de supermercados a nivel departamental y nacional para garantizar mejores ingresos a los agricultores de la región.
 
Confiesan que la región se ha satanizado y no miran los aspectos positivos de aquellos abuelos que se quedaron en el campo a pesar de las adversidades y hoy observan la posibilidad de una fuente de ingresos, pues nunca estuvieron de acuerdo con los negocios ilícitos que ocasionan desolación y muerte.

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De igual forma, los campesinos señalan que el cambio debe ir más allá de sustituir cacao por coca, pues debe haber infraestructura y derechos como la salud y la educación.
 

Nunca falta en la canasta familiar 

La yuca, es un tubérculo de uso milenario rico en almidones, una raíz comestible muy apetecida por su delicioso sabor que combina perfecto con cualquier proteína.
 
En el municipio de El Tarra se cultiva este producto a través de la asociación Asoproyuta con unas características favorables.

A pesar de las dificultades viales de los campesinos para sacar sus productos a la plaza principal de la región, los comensales disfrutan de ese alimento servido en los platos de todas las esferas sociales.
 
La señora Torcoroma Cuadros Durán considera como una bendición integrar la asociación donde se transmiten los secretos a las futuras generaciones, desde la siembra a pico y pala, limpieza del corte, la arrancada, recolección, empacado y comercialización.
 
“Es un trabajo en equipo donde participan los seres queridos, nuestros abuelos tienen el conocimiento y ese legado llega a los hijos”, agrega.
 
Pide a las distintas entidades gubernamentales el apoyo para labrar la tierra y engrandecer una zona golpeada por la violencia. “Aquí germina todo, desde niña aprendí a labrar la tierra, una herencia de los antepasados y quiero transmitir a mis hijos y nietos esos conocimientos para que se queden en el campo”, puntualizó.

Filemón Carvajalino, recuerda que hace 50 años regresó al campo y considera que la tierra le ha suministrado el sustento diario para sacar adelante a su familia. Aconseja a los jóvenes para que sigan su ejemplo y desarrollen una familia productiva.

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“La madre tierra, nos proporciona los alimentos y disfrutamos de la naturaleza, sin los afanes de la ciudad”, agrega.
 

Un producto para calmar el hambre 

Durante la reciente Cumbre de Cultivadores de la hoja de coca desarrollado en el municipio de El Tarra con presidente de la República a bordo, se descarnó la cruda realidad en materia de seguridad alimentaria en la zona del Catatumbo.
 
“Hace un año, hay una crisis en el Catatumbo, pues no hay comercialización de la pasta base de coca. Consideramos ese el escenario propicio, para que una política de sustitución voluntaria y social prospere. El gran reto es que el Estado llegue primero”, dijo el directivo de la Asociación de Campesinos, Ascamcat, Juan Carlos Quintero.
 
Manifiesta que el hambre puede azotar a una región con tantas riquezas, ya que los cultivos ilícitos desplazaron los tradicionales. “No hay quien la compre, no hay comercialización, no hay flujo de dinero, las causas, no la sabemos, hay una situación de crisis alimentaria en el territorio. Es la oportunidad propicia para legitimar un proceso de sustitución voluntaria y se adopte una política. El reto está en si el estado tiene la capacidad de llegar más rápido y estabilizar la economía para la recomposición o estabilización”, recalcó.
 
Reitera que la crisis económica es bastante aguda, crónica y hoy es la única oportunidad para impulsar la política de sustitución de cultivos.

“Sin bienes, servicios y derechos como las vías de acceso es imposible sustituir una economía trasnacional como la Coca”, agrega.
 
El cambio debe ir más allá de sustituir cacao por coca, debe haber infraestructura, derechos como la salud y la educación, solamente de manera progresiva aplicando esos derechos, con las comunidades podríamos desplazar esa economía regional.
 
Experiencias anteriores de cambiar una mata por otra nos llevará nuevamente al fracaso, insistimos que no puede repetirse las fórmulas del pasado, para no fracasar, aclara.

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Señala que las condiciones están dadas realmente para desarrollos alternativos, con la adecuación de las arterias viales para la comercialización de los productos tradicionales.
 

Los secretos de los abuelos 

Las propiedades de la yuca se hacen evidentes por el alto contenido nutricional, de tal forma que es una de las hortalizas más completas para conservar el peso corporal. Cuenta con una buena proporción de fibra, por lo que da saciedad.
 
Su consumo es amplio y demandado en países tropicales de América y Asia. También es conocida como mandioca.
 
Cuenta con valores nutricionales que lo hacen idóneo para deportistas, niños en etapa de desarrollo y como aliado para hacer dietas.
 
Se cultiva en condiciones de calor y humedad, resiste sequías y la preparación resulta relativamente fácil y muy barato.

En realidad, la yuca es una raíz, el cual se consume como si se tratara de una patata. Está compuesta por 90% de almidón, pocas grasas y proteínas.

Es un alimento que puede combatir grandes hambrunas, las cuales se presentan ante escenarios de graves sequías.
 
El consumo de yuca como sustituto de harinas procesadas permite que puedas visitar el baño más seguido. Esto se debe a que la mandioca tiene propiedades antioxidantes, además cuenta con una proporción de agua que beneficia el tránsito intestinal, por lo que combate el estreñimiento.

Además, tiene hidratos que se absorben de forma lenta, también cuenta con un porcentaje de fibra que reduce el apetito. Si se consume con alimentos bajos en calorías puede ayudar a adelgazar. De hecho, esta hortaliza no contiene grasas.

Por otro lado, gracias a su contenido de almidón si se combina con alimentos grasos o con un gran porcentaje de proteína puede contribuir a la subida de peso. Pero a nivel general, podemos decir que se trata de un alimento estrella para quienes desean mantener su peso corporal.
 
En las recetas da un toque al paladar suave que hace posible adicionarlo a una gran variedad de platos. Además, se puede hacer pizzas, pan, tortillas, e incluso “patatas fritas”. 

Esto permite que su consumo no aburra, más bien, es un gran aliado para preparar diversos platos. Su aporte de vitaminas del grupo B, C y K, así como nutrientes tales como calcio, fósforo, potasio y magnesio, lo hacen muy beneficiosa para la salud de los huesos, piel, coagulación de la sangre, etc.

Aunque una dieta completa debe contar con la adición de otros alimentos, se destacar que la yuca proporciona una buena cantidad de carbohidratos natural, muy saludable.

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La mandioca debe consumirse cocida, bien sea sancochada, frita, al horno o en brasa, nunca cruda, señalan expertos en la materia.

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