El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, volvió a sorprender con una declaración que generó debate público al afirmar que “el 2026 ya empezó”, una frase con la que presentó ante su equipo de gobierno una nueva etapa programática. El anuncio se dio durante una transmisión oficial, en un momento en el que Caracas mantiene un discurso de alerta por la presencia de buques militares estadounidenses en el Caribe y mientras persisten las tensiones con Washington.

Según el mandatario, el país ya estaría adelantando las metas que marcarán los próximos años de su administración. Sin detallar de entrada los alcances específicos, sostuvo que el enfoque inmediato permitirá reforzar el camino hacia lo que denomina “una patria pacífica y próspera”.

Un mensaje político en medio de tensiones externas

Durante la reunión televisada, Maduro aseguró que el llamado “Plan 2026” constituye una guía estratégica que su gobierno pretende activar desde ya, en medio de lo que califica como una situación de amenaza territorial. Este pronunciamiento se suma a decisiones recientes, como la anticipación de la Navidad el 1 de octubre, medida que defendió como un acto orientado a proteger “el derecho a la felicidad” en un contexto que describe como adverso.

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El gesto no es nuevo. En 2024, tras las protestas poselectorales que dejaron decenas de muertos y miles de detenidos, Maduro también adelantó la temporada navideña. Ahora, su discurso vuelve a escalar mientras responsabiliza a Estados Unidos de mantener un “despliegue dantesco” en la región.

Presupuesto a la baja y cuestionamientos económicos

A la par de este mensaje político, el gobierno venezolano presentó ante el Parlamento el presupuesto para 2026, que en valor calculado en dólares representa una reducción del 12 % frente al aprobado para 2025. La vicepresidenta Delcy Rodríguez informó que el monto asciende a 5 billones 22 mil millones de bolívares, equivalentes a 19.941 millones de dólares, y justificó la proyección como parte de un balance positivo pese al “asedio” internacional.

Aunque el oficialismo insiste en que el país registra avances, como un incremento en la producción petrolera y un crecimiento económico que el Banco Central sitúa en 8,7 % en el tercer trimestre, economistas independientes cuestionan la falta de transparencia en los datos. A ello se suma la marcada volatilidad del bolívar frente al dólar, cuya brecha con el mercado paralelo ha alcanzado hasta el 66 %, afectando el poder adquisitivo de los hogares.

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