Más allá del polarizado duelo Lula- Bolsonaro por la presidencia de Brasil, este domingo se elegirán congresistas y gobernadores de los estados, incluido Sao Paulo, el más rico y poblado, donde la izquierda apunta a ganar por primera vez en la historia.
Un triunfo del expresidente Luiz Inácio Lula Da Silva, favorito en los sondeos sobre el mandatario Jair Bolsonaro , representaría un nuevo giro a la izquierda del país más extenso de América Latina y su primera economía, y la vuelta al poder del Partido de los Trabajadores ( PT) tras los cuatro años del ultraderechista Bolsonaro.
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Pero las encuestas dibujan otro hito electoral para el domingo.
El PT (izquierda) nunca ha ganado la gobernación del estado de Sao Paulo, hogar de uno de cada cinco brasileños y motor económico del país, pero su candidato, Fernando Haddad, encabeza los sondeos.
Este exalcalde de la megalópolis de Sao Paulo y delfín de Lula derrotado por Bolsonaro en las presidenciales de 2018 marcha delante con 35% de las intenciones de voto.
Le siguen Tarcísio de Freitas (26%), un exministro de Bolsonaro , y el actual gobernador de centroderecha Rodrigo García (18%), según una encuesta de Datafolha del jueves.
Lo que anticipa un desenlace en el balotaje.
Haddad tiene el apoyo del exgobernador de Sao Paulo Geraldo Alckmin, un católico conservador que ahora es compañero de fórmula de Lula, lo que puede abrir agujeros al antipetismo histórico de los paulistas y atraer a votantes menos ideologizados.
Dos tercios, hombres
En total, son 1.627 cargos a ocuparse en estas elecciones, a las que están convocados más de 156 millones de brasileños.
Además de presidente y vicepresidente de la República se elegirá a los gobernadores de los 27 estados (incluido el Distrito Federal de Brasilia), los 513 escaños de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado de 81 asientos, así como las asambleas legislativas estatales.
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En las elecciones presidenciales y de gobernadores está prevista una segunda vuelta, el 30 de octubre, cuando los candidatos no obtuvieron la mayoría absoluta de los votos válidos.
Los mandatos son de cuatro años, excepto para los senadores, de ocho.
Dos tercios de los candidatos son hombres.
Fuerzas en el Parlamento
La multiplicidad de agrupaciones políticas hace cuesta arriba cualquier intento de controlar el Congreso y quien gane la presidencia deberá negociar con el llamado "Centrao", un bloque informal de cuño conservador del que depende en buena parte la gobernabilidad en Brasil.
Más de 10.000 candidatos buscarán un asiento en la Cámara de Diputados y 241 en el Senado, las cifras más altas desde los primeros años de la democracia, a finales de los 80.
Más de 85% de los diputados federales, y 20 de los 27 gobernadores buscarán la reelección, con altas probabilidades de éxito, según analistas.
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También buscarán repetir en el cargo 13 de los 27 senadores en liza, incluida la exestrella de fútbol Romario, candidata por el bolsonarista Partido de la Libertad (PL).
La política brasileña está plagada de una fragmentación crónica -una veintena de agrupaciones poblanas el Congreso-, pero por primera vez los partidos podrán agruparse en federaciones, que deberán mantenerse unidas durante al menos cuatro años.
Aún así es difícil prever el equilibrio de fuerzas que empezará a regir el 1 de enero de 2023.
La izquierda, con el PT a la cabeza, podría crecer de los 121 escaños actuales a unas 150, mientras que el "Centrao" y los bolsonaristas se disputarán el electorado más conservador, según analistas.
"El Centrao y las agrupaciones bolsonaristas entrarán en una lucha fatricida por los espacios restantes", escribió el polítologo Ricardo de Joao Braga en el sitio Congresso em Foco.
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Impulso a la diversidad
De los más de 28.000 candidatos, la mayoría se autodefinen mestizos o negros (50,3%), una primicia.
Ese auge está posiblemente impulsado por otra novedad de esta elección: para la distribución a los partidos de fondos públicos de campaña electoral cada voto de los candidatos mujeres y negros cuentan por dos, debido a una enmienda electoral para impulsar una mayor representación en el parlamento.
También hay candidaturas locales con gran simbolismo.
A la asamblea regional de Rio de Janeiro se presenta a la reelección Renata Souza, una mujer negra de las favelas, vista como el relevo de la asesinada Marielle Franco al frente de la lucha contra el racismo.
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