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El padre Luis Variara murió en Cúcuta hace 100 años
El padre Luis Variara murió en Cúcuta el 1 de febrero de 1923 a la edad de 48 años. Fue sepultado en Cúcuta, pero sus restos fueron transferidos posteriormente a Agua de Dios.
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Celmira Figueroa
Celmira Figueroa
Miércoles, 1 de Febrero de 2023

 

Las hermanas  del Instituto de las Hijas de los Sagrados Corazones organizaron varios actos, para este miércoles, primero de febrero, con motivo del centenario de la muerte del beato  Luis Variara.
A la eucaristía que se ofrecerá a las 10:00 de la mañana, en la Catedral San José de Cúcuta, fue  invitada la comunidad en general y las prestantes familias Copello Vergara, Maldonado Copello, Reyes Copello y Gutiérrez Faccini. Además a los actos culturales y a la apertura del Museo  en la casa donde pasó sus últimos días el padre Variara.


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Se tiene previsto el desfile de las bandas infantil y juvenil del colegio Padre Luis Variara, la banda del colegio Sagrados Corazones y la banda ‘Ritmo de Paz Luis Variara’ del colegio Luis Gabriel Castro de Villa del Rosario. Los colegios llegarán en procesión hasta la Catedral San José de Cúcuta para la solemne misa.

El padre Luis Variara murió en Cúcuta hace 100 años

 

El padre Variara, nació en Italia en 1875  y vino a Colombia en 1894. Tenía 19 años y se dedicó a cuidar a los enfermos de lepra que vivían en Agua de Dios (Cundinamarca) durante más de 25 años.


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Con grandes dificultades por la Guerra de los Mil Días pudo terminar sus estudios de Teología en Bogotá, fue ordenado sacerdote en 1898 y entonces se entregó al apostolado de los enfermos de lepra en Agua de Dios, especialmente de los niños y los jóvenes. El beato Variara denunció la injusticia, la marginación y la explotación de los enfermos de lepra alcanzando un cambio de actitud frente a los problemas sociales de Agua de Dios.

 

Al padre Variara, quien se encontraba en Táriba, Venezuela, le recomendaron los médicos, por salud, trasladarse a una ciudad con clima caliente y seco por lo que pidió que lo trajeran a Cúcuta. Y la familia Faccini-Andrade le abrió las puertas  el 15 de diciembre de 1922 hasta el día de su muerte, hoy, hace 100 años. Tenía 48 años de edad.  

Durante su estancia en casa de los Faccini se solemnizó, cada noche, la Novena y el padre  Variara tocaba el armonio, Luis Faccini, la flauta y los demás miembros de la familia cantaban. A la media noche de la Navidad el beato ofició la misa en el hospital, invitado por las religiosas.

Mercedes Faccini Andrade se dedicó a cuidarlo durante los últimos meses  y el padre Variara dio su último suspiro en sus brazos.


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Las honras fúnebres se llevaron a cabo en la Catedral San José de Cúcuta y su cuerpo fue trasladado a la parroquia San Antonio donde se le dio cristiana sepultura. Sin embargo, tiempo después, sus restos fueron transferidos  a Agua de Dios, Cundinamarca, a la capilla de la Casa Madre del Instituto  fundado por él. Su nombre volvió a relucir el 14 de abril de 2002 cuando el papa Juan Pablo II lo beatificó.

La hermana Martha Gutiérrez, consejera general para la pastoral, Hijas de los Sagrados Corazones escribió que “el estigma de la lepra fue una dura realidad social que marcó a la sociedad colombiana entre finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. Es precisamente esta época la que sirve de escenario a la fundación del Instituto de las Hijas de los Sagrados Corazones”.

El padre Luis Variara murió en Cúcuta hace 100 años

 

De las manos del misionero vendría la formación de un nuevo instituto religioso con las hijas de los leprosos o muchachas leprosas, no permitidas por entonces en ningún instituto de vida consagrada: el 17 de mayo de 1905 nace la primera congregación de las hermanas en Colombia, la Congregación de las Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y de María.


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El padre Variara no fue comprendido completamente y ello le marcó el inicio de una vida turbulenta. Fue enviado a Bogotá, luego a Mosquera, y después a Barranquilla con el fin de alejarlo del campo de su misión entre los enfermos de lepra. Por fin fue transferido a su último sitio en Táriba, una población de Venezuela, cerca de la frontera con Colombia.

“Del padre Luis Variara se destaca su actitud humilde que le hizo soportar en silencio las incomprensiones y quedan sus cartas dirigidas a las hermanas, que constituyen además un rico contenido del género epistolar y que evidencian la profundidad y seriedad con la que el italiano asumió la cultura hispanoamericana y colombiana en particular”. 

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