El reciclador Marceliano Cañates Reales, de 52 años, natural de Hato Viejo en el departamento de Bolívar, con cédula expedida en Calamar (Sucre), residenciado en el corregimiento de Campo Dos en Tibú, murió al ser arrollado por una moto cuyo conductor se dio a la fuga.

El caso se registró hacia las 5:20 de la mañana del domingo 15 de octubre, en un punto llamado Pategallina,  cuando Marcelino estaba en su oficio de reciclaje  y caminaba por la orilla de la carretera que de Cúcuta va hacia Tibú

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El trabajador informal acostumbraba levantarse muy temprano para hacer el recorrido a lo largo de la carretera, desde el sector El Puerto, cerca al puente sobre el río Sardinata, para ir recogiendo en sacos latas y todo lo que va quedando a la vera del camino en la transitada vía del Catatumbo, que pudiera servir para vender posteriormente. 

“No hubo testigos al momento del accidente por ser muy temprano, por lo que Marceliano habría quedado tendido en el suelo durante varios minutos”, lo que aprovechó el  motociclista que lo atropelló para escapar, sin que nadie advirtiera lo que había ocurrido.
 
Una persona que transitaba por el sector fue quien lo encontró y alertó a otros vecinos, que lo llevaron hasta el puesto de salud de Campo Dos, donde recibió los primeros auxilios, pero por la gravedad de las heridas falleció, sin alcanzar a ser trasladado  al Hospital Regional Norte de Tibú, dado que su caso requería una atención de mayor complejidad por su cuadro clínico, según se conoció.

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La esposa y su familia se enteraron de lo ocurrido hacia las 7:00 de la mañana, cuando personas que lo conocían llegaron hasta su vivienda a darles la lamentable noticia, por lo que enseguida se fueron hasta el puesto de salud, alcanzando a verlo con vida, pero minutos después les informaron del deceso. 

La funeraria Monte Cristo de Tibú se encargó de trasladar el cuerpo  hasta Cerro León, en el sector El Tablazo (El Zulia), donde lo pasaron a una funeraria de Cúcuta, que lo llevó hasta la Morgue de Medicina Legal,  ubicada en el Cementerio Central del barrio El Contento.
 
Marceliano, de quien no sabían si tenía familia en su tierra natal, había llegado a Campo Dos hace cerca de seis años, donde inició una relación con una mujer del corregimiento, siempre dedicado a las labores de reciclaje con lo que se procuraba el sustento.

El buen comportamiento demostrado durante su permanencia en esta localidad tibuyana hizo que la comunidad lo apreciara, ganándose el respeto y consideración por ser una persona trabajadora y responsable en todos sus asuntos.

Los familiares de la compañera sentimental que viven en Cúcuta se encargaron ayer de las diligencias para reclamar el cadáver, que sería llevado hasta Campo Dos, donde le darán sepultura, según lo manifestado.

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