Diomar Ortega Guerrero, el dueño de una fábrica de plásticos ubicada en la avenida 4 con calle 1 del barrio La Milagrosa de El Zulia, ayer a las 9:50 de la mañana se encontraba terminando unos encargos pero un cortocircuito en una máquina utilizada para pesar materiales provocó un incendio.

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El hombre trató de apagar las llamas que se desplazaron por todo el lugar en cuestión de segundos, pero resultó quemándose los brazos.

Afuera, varias personas se percataron del olor a plástico quemado y de que por el techo de la fábrica, que está ubicado en una zona residencial, salía humo, por lo que rápidamente llamaron a la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc).

Los policías al arribar al sitio se percataron de la conflagración y rápidamente alertaron a la Secretaría de Gestión del Riesgo de El Zulia que coordinó la llegada de los Bomberos de Cúcuta para combatir las llamas.

Al sitio llegó una ambulancia que trasladó a Diomar Ortega hasta el Hospital Juan Luis Londoño, pero los galenos de turno tomaron la decisión de remitir al hombre hasta una clínica de Cúcuta, donde al cierre de esta edición se encuentra bajo observación médica.

“Nos dicen que al señor se le cayó el cuero de los brazos, él por tratar de apagar el incendio resultó quemándose”, comentó un funcionario.

La tarea de apagar las llamas

Mientras el dueño de la fábrica era trasladado al hospital, en tres máquinas cargadas con mangueras, agua y demás elementos, 20 valientes bomberos se desplazaban a toda velocidad hasta el lugar del incendio.

Los bomberos arribaron hasta el sitio y de inmediato comenzaron con la titánica labor de combatir las llamas,  inicialmente los apagafuego rociaron agua a la fachada de la fábrica.

Luego, ellos ingresaron al establecimiento comercial para apagar las llamas que aún consumían el interior del lugar, que pasó de ser un espacio de trabajo a uno lleno de cenizas y restos de plástico negro y ‘achicharrado’, que dejan una pérdida cercana a los $800 millones.

Hacia las 11:00 de la mañana, es decir, una hora con diez minutos después de que se registrara la conflagración, los bomberos extinguieron el incendio en su totalidad, ante la mirada inerte de varios curiosos que se amontonaron para observar esa escena.

A pagarle a los vecinos

A Diomar Ortega, dueño de la fábrica, la tragedia y la mala racha no acabaron con que su negocio quedara reducido a cenizas y tener los brazos quemados, pues según se conoció, el incendio afectó a seis viviendas aledañas y le toca responder por los daños.

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Según se conoció, algunas paredes se agrietaron, además los techos de eternit de  las casas se reventaron por el calor y unos tanques plásticos que se utilizan para almacenar agua y las tuberías que los conectan con las viviendas, se derritieron.

“Como el incendio no fue ambiental sino que fue provocado por un cortocircuito, la Secretaría de Gestión del Riesgo del municipio no puede responder por los daños”, dijo una fuente extraoficial.

Además, según se conoció, el establecimiento comercial no contaba con pólizas de riesgos ante cualquier desastre –como un incendio- que afectara la empresa y a terceros, por lo que a la fábrica le toca responder por los daños.

La administradora comercial del lugar firmó un acta de compromiso junto con la Secretaría de Gobierno de El Zulia, un cuadrante adscrito a la estación de Policía y la comunidad, en la que se comprometen a responder por los daños ocasionados por la conflagración, a la vez que Diomar Ortega se recupera de sus quemaduras.

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