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Históricos
¿Sanchos o quijotes?
El culpable de este dilema fue Miguel de Cervantes Saavedra, a quien le dio por inventar la historia de dos hombres contrapuestos: El uno, alto y flaco; el otro, bajito y barrigón. El primero, medio loco; el segundo, medio cuerdo. El uno, caballero en escuálido rocín; el otro, borriquero en asno lento. Soñador, don Quijote. Muy realista, Sancho. Peleador, el uno; apaciguador el otro. Buscapleitos, el de la Mancha; mediador, el escudero.
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Lunes, 22 de Abril de 2013

Pero ambos se complementaban. Sancho Panza le llevaba la cuerda a su jefe. Y don Quijote le daba lecciones de vida a Sancho. Se peleaban y se amistaban. Cada uno sabía que el otro andaba equivocado, pero ambos se las arreglaban para pasarla lo mejor que pudieran.

El caso es que don Quijote de la Mancha enloqueció de tanto leer libros de caballería, que estaban de moda en ese tiempo. Algo así como  los muchachos de hoy, que enloquecen de tanto  blackberry, el aparato de moda.  Entre tanto, Sancho Panza, su escudero, que ni sabía leer ni echar discursos, andaba con los pies muy bien puestos en la tierra. Don Quijote vivía en el mundo de los sueños. Sancho Panza, en este mundo de problemas. Don Quijote era un tipo amargado, que sólo veía problemas y se sentía perseguido. Sancho, en cambio, era alegre, burlón por naturaleza, y a todo le tenía la respuesta precisa. Don Quijote se creía el salvador del mundo; Sancho, un pobre diablo.

Don Quijote era un solterón empedernido, que carecía de novia, de amante, de querida. Tal vez su figura estrafalaria espantaba a aquellas a las que les echaba el ojo. Ante tamaña situación, don Quijote no tuvo más remedio que inventarse una amada, hermosa, tierna y solícita, a la que debería ofrecerle todos los triunfos que obtuviera en su carrera de caballero andante.  La creó según sus deseos y le puso el poético nombre de Dulcinea del Toboso.

Por su parte, Sancho sí tenía su mujer, campechana como él, y como él de figura rechoncha, de nombre Teresa. Sancho y Teresa serían gobernadores de la Ínsula, (otra Ínsula, no  la que una vez hubo en Cúcuta) que don Quijote conquistaría para ellos.  Y le comieron cuento.

Por eso es por lo que dicen que el mundo está dividido en quijotes y sanchos. Los quijotes son aventureros, no miden las consecuencias y se le miden a lo que sea. Los sanchos prefieren pasar por ignorantes que dárselas de letrados.

Los quijotes son soñadores y hacen castillos en el aire. Los sanchos son prácticos, pero se dejan enredar de los quijotes.

Los quijotes son teóricamente sabios, pero en la realidad se enfrentan contra molinos de viento y contra gigantes que no existen y hacen dedicatorias a mujeres que sólo viven en su imaginación. Los sanchos no pelean contra nadie, pero tampoco logran sobresalir.

Ahora el asunto es: ¿Qué es mejor? ¿Ser quijote amargado, peleador  y buscapleitos o ser sancho pacifista, resignado a su suerte? Ahí les dejo ese trompo en l’uña, hoy Día del Idioma, en que se conmemora la muerte de dos grandes de la literatura universal, William Shakespeare y Miguel de Cervantes Saavedra.

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