El martes 18 de mayo de 1875, a las 11:15 am (hora que quedó marcada en el reloj de la iglesia de la ciudad) y por unos 50 segundos, los habitantes de la frontera colombo-venezolana vivieron momentos de pánico y muchos de ellos quedaron bajo los escombros por el gran terremoto de 7,3 grados en la escala de Richter, que tuvo como epicentro Cúcuta, Norte de Santander.
El ‘Terremoto de los Andes’, como también se conoce a este evento natural, cobró la vida de 461 personas en la capital nortesantandereana, según la historia recogida, aunque se ha dicho que fueron unas 14.000 víctimas fatales en la frontera colombo-venezolana.
El sismo devastó Cúcuta, pero también causó graves daños en Villa del Rosario, Los Patios, Arboledas, Salazar de las Palmas, Gramalote, Bochalema y Pamplona, por el lado colombiano. Y en Venezuela, las poblaciones más afectadas fueron San Antonio, Capacho, San Cristóbal, Rubio, Michelena, La Grita, Colón y Mérida.
Vale recordar que, por este hecho, el municipio tachirense San Pedro de Capacho, fundado en 1624, se destruyó, por lo que nació Capacho nuevo, hoy municipio Independencia, mientras reconstruían el llamado Capacho viejo, municipio denominado después Libertad.
Se dice que, dos días antes del fuerte movimiento telúrico, dos sacudidas se registraron en la frontera: La tarde del domingo 16 y la tarde del lunes 17 de mayo. Después del gran terremoto hubo cinco réplicas.
En esa fatídica fecha (18 de mayo) a los cucuteños los informarían sobre las fiestas julianas, para conmemorar el 20 de Julio y días siguientes.
“En la tarde anterior, el impresor me consultó qué fecha debía ponerse al documento, y yo le indiqué que la del día siguiente, 18. Esto dio motivo para que en ciertos lugares a donde llegó el programa entraran en duda respecto a la enormidad de la desgracia”, escribió Francisco Azuero, el alcalde del terremoto, en el anuario de Vanguardia Liberal, el 31 de enero de 1924.
Es importante destacar que el chocolate que tomaba la reina Victoria, de Reino Unido, última monarca de la casa de Hannover, provenía del cacao que se sembraba en esta región. Por eso, al enterarse de la tragedia la mujer contribuyó con 1000 libras esterlinas, recursos que se invirtieron en la reconstrucción del hospital San Juan de Dios, el cual quedaba en donde ahora funciona la Biblioteca Pública Julio Pérez Ferrero.
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