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Cúcuta
Presos de la cárcel de Cúcuta entregaron 96 armas artesanales
Este lunes se realizó el Pacto de Paz, Convivencia y No Violencia.
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Martes, 12 de Diciembre de 2023

Líderes de los comités de derechos humanos de la Cárcel Modelo de Cúcuta, en representación de los presos de esa penitenciaría, ratificaron ayer su compromiso con el Pacto de Paz, Convivencia y No Violencia que se cumplió en el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), con el propósito de que los privados de libertad entreguen de manera voluntaria armas de fabricación artesanal. 

El padre Ronald Suárez, capellán de la cárcel, tuvo a su cargo la apertura de la actividad con una lectura del evangelio de San Marcos que narra la historia de un paralítico que fue sanado por Jesús, luego que cuatro hombres lo descolgaran del techo, en medio de una multitud que buscaban milagros.

Invitaba el presbítero a que aquella ceremonia también fuera un acto de limpieza interna para lograr una sanación de los odios y resentimientos que terminan desatando la verdadera violencia, dentro de la prisión y afuera. Era esa la única manera de evitar que el pacto para el que fueron convocados no se quedara en un “show mediático”, dijo.


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En su sermón, el padre recordó que la última entrega voluntaria de armas se dio hace dos años en la cancha de la torre Norte de la cárcel. Esta vez los reunieron en la capilla y asistió menos gente de la que se esperaba.

Tras unas palabras del director del recinto, Ángelo Torrado,  otros invitados tuvieron oportunidad para dirigirse a los privados por medio de un saludo en el que pedían, entre otras cosas, que aquello no se quedara en la formalidad y fuera también un compromiso de humanización de las cárceles que tanto se ha pregonado desde el Gobierno Nacional. 

Los grandes ausentes en esta entrega voluntaria de armas fueron los jueces de ejecución de penas y medidas de seguridad porque, a pesar de ser convocados, no asistió ninguno. 

Llegada la entrega formal de armas, los líderes de cada patio fueron pasando uno a uno a expresar de manera verbal algunas palabras. Un minuto tenían. 

El tiempo fue suficiente para ratificar que estaban trabajando como líderes positivos para acabar con cualquier acto de violencia y,  acto seguido, iban depositando sobre una mesa cuchillos, pinchos, celulares y otro tipo de implementos cortantes.


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Algunos no llevaron nada y en su turno, explicaron que en su patio no tenía armas artesanales, ni de otra naturaleza. “No íbamos a ponernos a inventar, a fabricar una solo por entregar algo aquí”, decían. Fue este el caso de los pabellones que albergan a presos políticos, integrantes de las Farc, Eln y paramilitares.

Hubo otros que no perdieron el minuto y en su ocasión protestaron por las precarias condiciones de salud y alimentación en la que permanecen.

Como es el caso del patio 16, donde pagan condena personas de la tercera edad y con comorbilidades asociadas.
Héctor Agudelo, líder de derechos humanos del pabellón donde purgan su pena los adultos mayores, soltó un par de cuchillo amellados en la mesa y se precipitó a decir con voz entrecortada:“estamos comprometidos con el pacto de paz, aunque aquí vinimos fue a entregar lo que solo usamos para cortar unos pedazos de carne que nos sirven en la comida y parecen son unos cauchos”.

Más equidad

Adriana Lizarazo, representante de la Fundación Comité de Solidaridad con los Presos Políticos (FCSPP), solicitó el derecho de palabra para pedir que el desarme no se quedara solo en lo físico, sino que fuera jurídico, humano y un camino para reivindicar los derechos de las personas privadas de libertad. 


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Mencionó que la oenegé ha tenido que hacer eco de las situaciones no resueltas dentro de la penitenciaria, por los problemas en el suministro de alimentos y una precaria asistencia en salud que muchas veces son ajenas a los odios de las instituciones en el orden nacional. 

También pidió respetar el  derecho de paridad porque solo dos mujeres estaban en el lugar, representando a las privadas de su género, cuando una enorme mayoría eran hombres. “Por el hecho de estar aquí no pierden sus derechos, solo el de la libertad y el de elegir o ser elegidos”, dijo en una breve intervención,  en la que también invitó a la administración del recinto a optimizar la salubridad de las instalaciones. 

Se cambió el operador

Ángelo Torrado, quien  antes de iniciar el acto pidió a la audiencia un aplauso por la valentía y el trabajo que realizaron los líderes que participaban en el Pacto de Paz y Convivencia, sostuvo que aunque aún hay debilidades por asuntos que pertenecen al resorte nacional, como la alimentación y salud, en su administración se ha avanzado en procura de brindar mejores condiciones a los presos.

Comentó que el contrato de suministro de alimentos tiene un nuevo operador, distinto al que venía presentando dificultades durante los últimos dos semestres. 

Algunos presos admitieron que se ha normalizado la entrega de la comida que les llegaba a deshoras, pero no así las proporciones en el menú. 

“Hoy nos trajeron de comida salchicha y eso no está permitido como proteína”, apuntó uno de ellos que con un manuscrito, daba cuenta al director de la queja. 

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