Las medidas anunciadas días atrás por el alcalde Jairo Yáñez, en un intento por poner freno a la ola de inseguridad que azota a Cúcuta desde comienzo de año, más que sorpresa causaron desconcierto y rechazo entre la comunidad.
Yáñez propuso retirar el papel ahumado que cubren los panorámicos de los vehículos, prohibir el parrillero de las motocicletas y que los motorizados lleven puesto de manera permanente el chaleco reflectivo marcado con el número de la placa, al igual que en el casco.
El inconformismo de los ciudadanos se manifestó de inmediato con el rechazo a las medidas y con la exigencia de planes más efectivos y contundentes para reducir a las bandas que tienen desequilibrada la convivencia en la capital nortesantandereana, por cuyos golpes, hasta el 31 de agosto, sumaron 172 homicidios, 35 más que en el mismo periodo de 2019, según informó la Secretaría de Seguridad Ciudadana.
La Opinión consultó a expertos en seguridad ciudadana para que dieran su punto de vista sobre lo que está pasando en Cúcuta, pero, también, para que sugirieran fórmulas a las autoridades con las cuales hacer frente al grave problema de inseguridad. También se habló con líderes de la ciudad para conocer sus impresiones en torno a este fenómeno que tiene bajo zozobra y con miedo a los ciudadanos.
Henry Cancelado, profesor de la Universidad Javeriana, politólogo de la Universidad Nacional de Colombia, con maestría en Análisis de Problemas Contemporáneos de la Universidad Externado de Colombia y del Instituto de Altos Estudios de América Latina de París, calificó de grave lo que sucede en materia de seguridad en Cúcuta.
Dijo que hay que analizar dos temas: el criminal y el migratorio. Del primero -dijo- no se trata de un simple crimen. Aquí estamos hablando de crimen organizado que, por su puesto, hoy en día alcanza un perfil trasnacional.
El experto dijo que Cúcuta es la frontera más importante que tenemos como país, y en estos momentos hay un flujo migratorio que huye de la debacle venezolana. “Hay elementos de esta migración que vienen al país con otros ánimos, ya hemos encontrado oficiales del régimen emprendiendo acciones, incluso de espionaje, como se ha visto en Valledupar. No digo que toda la migración esté en este plano”, precisó.
Frente al tema de crimen organizado, Cancelado dijo que hay que meterle mucha inteligencia. Este crimen ya no es un tema de policía de calle, por el contrario, se debe tener una combinación de fuerzas especiales de la policía, con grupos de reacción rápida que permitan llegar al corazón de estas bandas. Nada se saca con coger al sicario de calle, eso no sirve, subrayó el experto.
Insistió en que hay que reforzar la inteligencia, no solo en Cúcuta sino en el país. Ya no es tanto el golpe mediático de la operación, ahora hay que bajarle el perfil a la operación, así funcionan las que se llevan a cabo en Europa contra la grandes mafias.
En cuanto al tema migratorio, Cancelado sugirió que también demanda inteligencia estratégica. “Estoy pensando en casos como la inteligencia del Ejército, que tienen que estar metido estudiando el fenómeno de la migración y cuáles son las dinámicas del migrante.
Debe haber mucho acompañamiento de la Policía y el Ejército con el migrante, porque Cúcuta es la primera línea del problema en el país. Eso requiere apoyo, temas sociales, bienestar.
Cancelado expresó que difícilmente esto soluciona todos los problemas de la ciudad, pero sí aporta a bajar la temperatura del crimen, sobre todo, porque se va a conocer bien la dinámica de criminalidad. La ciudad –dijo– no puede pelear sola contra todos estos fenómenos.
Remató diciendo que las autoridades deben visibilizar esto último al Gobierno Nacional, dado que la seguridad de Cúcuta es un problema nacional, porque es la puerta de entrada en la frontera.
Jerónimo Castillo, miembro de la Fundación Ideas para la Paz (FIP), considera que mientras el alcalde Jairo Yáñez no brinde plena confianza a sus secretarios de Seguridad (en tan solo ocho meses de su mandato los dos secretarios le renunciaron) ningún plan va a prosperar para conseguir enderezar el rumbo del problema de inseguridad. “Ese es el principal problema del alcalde en estos momentos y ello está afectando la seguridad”, dijo el experto.
Agregó que esta situación ha incrementado el poder policial para el control del delito en Cúcuta. “Van dos secretarios renunciados. Entiendo la articulación que tiene que tener con la fuerza pública, pero otra cosa es que tenga esa articulación y no confíe en sus funcionarios que son los que tienen que construir, ahí hay un problema muy difícil”.
Coincidiendo con Cancelado, el exconcejal Bachir Mirep también aseguró que el tema de seguridad de Cúcuta es un tema trasnacional y de seguridad nacional. “La frontera está recibiendo toda la dificultad del narcotráfico y del control territorial de grupos al margen de la ley no solo en Cúcuta, también en los demás municipios del área metropolitana”.
Mirep es consciente de que este es un tema que no se resuelve ni con más efectivos de policía ni militarizando la ciudad; lo que se requiere es prevención, inteligencia policiva y militar estratégica, eficacia judicial, por supuesto, con un equipamiento idóneo.
Dijo también que hay posibles manzanas podridas dentro de la institucional que podrían estar perjudicando la labor. Mirep expresó que aquí también se requiere de estrategias innovadoras, uso de la tecnología, presencia de efectivos militares y una diplomacia con Venezuela para combatir las mafias entre los dos países.
El diputado Emerson Meneses, integrante de la comisión que estudia temas sociales en la Asamblea, tiene una mirada distinta al problema de inseguridad de Cúcuta. Para él hace falta pie de fuerza para combatir las estructuras criminales que tienen resquebrajada la confianza y la convivencia.
El pie de fuerza de Cúcuta está basado en el censo de cuando apenas tenía una población de 600.000 habitantes, y de todos es conocido que hoy, contando con los habitantes del área metropolitana, ya llegamos al millón, más la población migrante, lo cual obliga a un incremento de policías.
“También hay que focalizar el trabajo de seguridad de acuerdo con el delito, hay que atacar las zonas más álgidas, las más afectadas, con un control permanente”, dijo Meneses.
Por otra parte, debe también exigírsele a la administración que se enfoque en la creación de programas que beneficien a la comunidad, en el plano educativo y social, para que se fortalezca al ciudadano en el respeto y la recuperación de los valores perdidos. Hay un divorcio hoy en este sentido, apuntó el diputado. En el tema migratorio también se deben reforzar los controles, “aquí no hay control de eso”, subrayó.
A su turno, el abogado Carlos Jaimes calificó de improcedente los anuncios del alcalde Yáñez para contener la ola de inseguridad.
Explicó que, analizando las últimas maneras como está actuando la delincuencia, la lógica del alcalde Yáñez lo lleva a tomar medidas que en vez de evitar el crimen lo que hace es incrementarlo. En cuanto a la prohibición del parrillero, dijo que es algo que ya estaba prohibido desde hace varios años. “Uno no puede prohibir lo que ya está prohibido. No es desde parrilleros hombres que están cometiendo los delitos en Cúcuta”, dijo Jaimes.
En cuanto a la prohibición de vidrios polarizados, “esto aumenta la proclividad de ser víctima de la delincuencia, toda vez que hace mucho más visible la carnada para los forajidos”, concluyó.