El caos de movilidad en Cúcuta no mejora, pese a la llegada del tan esperado convenio de Tránsito. Los conductores de la ciudad son testigos, sobre todo en las horas picos, que ahora no es a 60 sino a 20 kilómetros por hora la marcha en la única vía rápida que había en la ciudad, la avenida Los Libertadores, cuya pavimento está  adornado de reductores de velocidad cada 100 metros.

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Esto último ha generado malestar y trancones interminables a toda hora, debido al represamiento de automotores que se produce por la poca velocidad a la que se transita y por los múltiples reductores que se instalaron con el beneplácito de la Secretaría de Tránsito del municipio y la Unión Temporal encargada de la obra de embellecimiento de El Malecón. 

La finalidad era que los pasos seguros que hay en el lugar, sean efectivamente seguros para que los peatones usen el nuevo mobiliario que le costó al municipio alrededor de 10 mil millones de pesos. 

Sin embargo, y gracias al embotellamiento que ahora hay en esa vía rápida, las críticas no han cesado y La Opinión conoció que el alcalde, Jorge Acevedo, está estudiando la posibilidad de cambiar estos reductores por pintura. 

Hay que recordar que el secretario de Tránsito de Cúcuta, Albeiro Bohórquez, ya había declarado en una entrevista con este medio que fue su oficina la que aprobó y enfatizó en la necesidad de hacer reductores que hoy estaría en estudios para eliminar.

“El proyecto no tenía pasos seguros y era necesario darle la posibilidad a todos los actores, especialmente a los peatones que son los que llegan a disfrutar el lugar. Nuestra oficina se encargó de poder dejar claridad para ver de qué manera se podían destinar esos espacios. Se ubicaron al menos 10 cruces viales para poder tener la disposición y la forma de lograr llegar a estos espacios. Incluso apoyamos a la Secretaría de Planeación de manera económica con uno de esos cruces viales”, dijo en su momento Bohórquez.  

¿Deben existir vías rápidas?

Para el arquitecto y magister en estudios urbanos regionales, Wolfang Carvajal, no se puede pensar en un elemento turístico y urbano como lo es El Malecón y al mismo tiempo en una vía rápida que es lo que está exigiendo la comunidad. 

“El Malecón ha sido un espacio para el encuentro de la ciudadanía. Un espacio público que requiere su accesibilidad a pie. En ese sector se fueron asentando comercios y una serie de elementos que hoy tienen a El Malecón como un elemento turístico dentro de la ciudad. Entonces una vía que las personas consideran que debe ser rápida frente a un elemento turístico es contradictorio”, explicó Carvajal quien enfatizó en que dentro del casco urbano de la ciudad no pueden existir vías rápidas. 

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También explicó que si esta es una vía que descongestiona a la ciudad, como en efecto así lo es, se deben pensar en proyectos que permitan la habitabilidad del tráfico y del peatón. 

“Si es una vía que descongestiona el resto de la del área urbana, pues también podríamos pensar en una solución donde estos dos elementos puedan coexistir es decir, el flujo rápido y el espacio público. Parques del Río en Medellín fue una solución donde se soterró la vía para permitir que el espacio público sea agradable, lejos de los problemas que genera la circulación vehicular a grandes velocidades”, expresó. 

Wolfang Carvajal opinó que la alcaldía debe tomar las decisiones de desarrollo urbano junto a todos los sectores de la ciudad para no seguir haciendo obras aisladas que la ciudadanía no va a entender y que cada ciudadano va querer tener la razón. Como en este caso: los conductores reclaman vías despejadas y rápidas y los peatones exigen espacios seguros. 
 

Tránsito no ha mejorado la movilidad

A casi un mes de la llegada de los agentes de Tránsito, los problemas de caos movilidad en algunos puntos de la ciudad continúan. 

Uno de los casos puntuales hace referencia a la avenida séptima con calle novena, en donde una enorme fila de taxis hace uso de ese lugar como un paradero que no está autorizado. Lo mismo ocurre en la avenida sexta entre calles octava y novena.

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“Nosotros como transporte público tenemos que dar ejemplo y así como pedimos movilidad también tenemos que garantizarla. Ese es un paradero que no está autorizado”, manifestó Juan Carlos Bastos, líder del gremio de taxistas. 

En esa zona, la enorme fila de taxis, junto a los vendedores informales, ocupa gran parte de la calle dejando un espacio muy reducido para el tráfico de vehículos. 

La Opinión estuvo en el lugar en plena hora pico y no había ningún funcionario de Tránsito para garantizar la transitabilidad por esa avenida. 

Antes de que llegaran los funcionarios, las quejas por el incumplimiento de las normas de tránsito eran bastante recurrentes. Desde el pasarse los semáforos en rojo hasta estacionarse en lugares que tienen debidas señalizaciones de prohibido parquear. Sin embargo, en un recorrido por distintos puntos de la ciudad es posible evidenciar que esto sigue ocurriendo. 

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