Los sucesos de los últimos tiempos nos han obligado a mirar hacia Venezuela, el país que fue el más rico de Suramérica y que increíblemente se arruinó, de tal manera que sus habitantes han tenido que huir para buscar alguna forma de vivir fuera de su patria.
Hace unos años era impensable imaginar que los venezolanos se convirtieran en ese contingente de desplazados en busca de alimentos, medicinas, vivienda y maneras de ganarse la vida. Las caravanas de caminantes por las carreteras de este inmenso continente en las que van, casi desnudos, mujeres, niños y ancianos produce verdadero dolor que mueve a almas caritativas a darles algunas ayudas de paso.
¿Podemos comparar a los dos países para concluir que somos muy parecidos o, casi, gemelos? Esta pregunta requiere un análisis de fondo que en un artículo periodístico es imposible abarcar, razón por la cual me propongo hacer un escrito más extenso tratando de explicar las mayores diferencias existentes en el devenir histórico y en la realidad actual de los dos Estados.
En la época colonial Venezuela pasó a ser una Capitanía General, categoría que le permitía estar un tanto alejada del control de la Corona española y que facilitó a sus dirigentes enriquecerse con actividades como el contrabando con las islas del Caribe. La circunstancia de que Venezuela limita con el mar en la gran extensión norte de su territorio, hace que tenga un horizonte amplio para estar en contacto permanente con muchos países.
Para asumir la corona del Imperio Austro Húngaro, Carlos V tuvo que hacer ingentes gastos que lo obligaron a endeudarse con ricas casas alemanas, a las cuales compensó dándoles una especie de concesión sobre el territorio de Venezuela, razón por la cual empresas como la de los Welser y Hun llegaron para lucrarse de ricas explotaciones. Por eso algunos alemanes como Federman y Alfínger alcanzaron a pasar hasta el territorio colombiano.
Los dirigentes caraqueños quisieron independizarse de España y, en 1810 conformaron una primera república que fue duramente reprimida por el violento Domingo Monteverde quien fusiló y obligó a exiliarse a una gran parte de la élite capitalina. Luego, en unos episodios no menos violentos, el asturiano Boves arremetió también con un ejército implacable con episodios tan dramáticos como el de San Mateo, una de las propiedades de los Bolívar, y arrasó con lo que había sobrevivido.
La consecuencia de esa sangrienta gesta independentista, que fue la más cruel del continente, es que quienes pasaron a gobernar a Venezuela luego de su liberación fueron los militares, que se fueron sucediendo uno tras otro en el poder, casi siempre con golpes de cuartel, para imponerse a sus rivales y dar a sus seguidores poder y fortuna.
Esas guerras internas se llamaron “revoluciones”, de cuyos nombres se puede hacer un variopinto catálogo, hasta cuando se convirtió en Presidente de la República Juan Vicente Gómez quien gobernó durante 27 años. Esa es una etapa que influyó inmensamente en su historia, porque fue la época en que Venezuela llegó a convertirse en el primer productor de petróleo del mundo. Desde ese momento el país cambió para siempre, con la característica singular de que la gran riqueza nacional es administrada por el propio gobierno. Ese es un elemento esencial para entender a Venezuela. Más adelante trataré de seguir este examen.
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