Ante la cruda realidad de lo que está ocurriendo en el país, los ciudadanos del común no sabemos a quién creerle, ni a qué candidato escoger. Todo, absolutamente todo, parece estar contaminado. A las cárceles, día tras día, llegan personajes de cuello blanco, señalados de graves delitos que, en principio, no aceptan, pero que, al final acosados por la contundencia de las pruebas ,terminan confesando. En la mayoría de los casos, deciden dar los nombres de sus cómplices, para intentar una mayor favorabilidad en el monto de sus penas.
Su afán de enriquecimiento, lo mismo que su audacia, ambición y desvergüenza, no tienen límite. En su empeño de acumular riqueza, han venido sacrificando el honor, el prestigio, la dignidad, su libertad y hasta su propia familia. La codicia que embriaga tanto a servidores públicos, como a congresistas, es doblemente cuestionable, porque arrastra con ellos , el sagrado patrimonio del pueblo. Ante tal epidemia de desastres, los ciudadanos debemos estar alertas todo el tiempo, para no equivocarnos en las próximas elecciones. Es de suma urgencia analizar por quien votar, para no equivocarnos respecto de los que aspiran a gobernar, o a llegar al Congreso, para que no tengamos, luego, de que arrepentirnos.
En este momento, tenemos frente a nosotros, una luz que parece alumbrarnos el camino. Esa luz no es otra que el exgeneral Oscar Naranjo , nuevo Vicepresidente de la República . Su inmaculada hoja de vida, al servicio de la patria , es un vaso de agua limpia , para la sed que padece Colombia. La merma de prestigio, en este momento crítico del Gobierno Nacional, es un oxigeno fresco, ante la presencia de tan encumbrado personaje. El reciente escándalo por los dineros que el Gerente de la campaña Santos, para el año 2010, permitió entrar, para la cancelación de afiches publicitarios, le ha servido en bandeja a la oposición, un nuevo argumento para despotricar contra el Presidente.
Un grupo de uribistas renegados, andan tratando de incendiar al país, denunciando las supuestas faltas de Santos en la campaña del 2010. Olvidan estos desmemoriados, que en ese entonces no había Centro Democrático, ni santismo vergonzante, ni adalides del no, ni congresistas enmermelados, sino un implacable establecimiento uribista, con una larga sombra de personajes siniestros, la mayoría de los cuales terminaron procesados y en la cárcel , dispuestos a todo con tal de reelegirse, sin límite de tiempo. Santos, era apenas el comodín que escogió Uribe, ante el fallo de la Corte Constitucional, que resolvió revocar su tercera aspiración presidencial.
Así que, el Sr. Prieto, más que gerente de la campaña Santos, lo era de la aplanadora uribista , la más interesada en que se imprimieran dos millones de afiches que le costaron 400 mil dólares a Odebrecht , para asegurar el éxito de la campaña Santos Presidente.
Esta es la razón, por la que, de manera sorprendente, esta vez Uribe, no ataco a Santos. El pecado, probablemente, fue suyo y no de Santos, a quien ni siquiera debieron enterar de tan indebida treta ,porque sabían de sus reconocidos escrúpulos.
