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Un Señor Embajador
Camilo Reyes entró a la carrera diplomática por concurso y persistió.
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Sábado, 14 de Julio de 2018

Camilo Reyes es un diplomático de carrera, con algunas de las más completas experiencias entre los profesionales del servicio exterior y de las personas que han representado a Colombia en la Embajada en Washington.

Por mucho tiempo los gobiernos colombianos designaban como embajadores aquí  a políticos de carrera en uso de buen retiro: por la Embajada localizada en Leroy Place, pasaron entonces expresidentes de la República, expresidentes del Congreso y exministros. Se trataba de reconocerles los servicios ya prestados al país y de ofrecerles un lugar interesante y cómodo para su retiro.

En años recientes, el perfil de los embajadores comenzó a cambiar y vinieron personas más jóvenes, con experiencia burocrática, pero más méritos académicos. 

El caso de Camilo fue distinto: que yo recuerde, ha sido el único Embajador de carrera nombrado aquí como Embajador. Un cargo muy importante para el país y de no fácil manejo. 

Reyes entró a la carrera diplomática por concurso y persistió, no obstante los bajos sueldos en los cargos de la planta interna de la Cancillería. 

Fue Secretario General del Ministerio de Relaciones Exteriores, Viceministro y Canciller entre 1994 y 1998. Posteriormente, fue designado como Embajador en Checoslovaquia y Embajador y

Representante Permanente de la misión de Colombia en las Naciones Unidas, con sede en Ginebra. 

Antes de llegar a Washington como Embajador, Reyes era Director Ejecutivo de la Cámara de Comercio Colombo-Americana. 

Desde allí promovió el aumento de las exportaciones colombianas a los Estados Unidos y las inversiones norteamericanas en nuestro país.

Camilo Reyes llegó a trabajar aquí y a trabajar duro, frente al reto de la llegada de Donald Trump a la presidencia, y su nombramiento de dos secretarios de estado sin experiencia previa en esas lides. 

Desde antes de que Trump se posesionara, se sabía que entre sus propósitos estaba el de reducir sustancialmente los programas de ayuda exterior de los Estados Unidos. Resultaba difícil que el programa “Paz Colombia”, aprobado por Obama, no resultara negativamente afectado, sobre todo después del impresionante aumento en las áreas cultivadas con coca que, pese a una disminución inicial al comienzo del programa, volvieron a alcanzar extensiones iguales o superiores a las anteriores.

Efectivamente, la administración Trump solicitó al Congreso un 35 por ciento menos de lo que se había aprobado como ayuda para Colombia para el año 2017, al pasar de 395 millones de dólares a 251 millones. 

A pesar de esa significativa disminución en lo solicitado por el gobierno, el Congreso decidió mantener intactas las cifras del 2017, y aprobó de nuevo 395 millones de ayuda.

El Embajador Reyes y el gobierno colombiano se movieron impresionantemente para lograr lo anterior: en el curso del último año, Reyes sostuvo reuniones con 89 congresistas, el Vicepresidente Naranjo visitó Washington y visitó algunos de los más influyentes, y misiones de legisladores norteamericanos visitaron Colombia, en donde tuvieron la oportunidad de enterarse de primera mano sobre los distintos programas de lucha anti-drogas y los planes futuros.

Por la casa de la Embajada ha circulado un número muy alto de dirigentes políticos, económicos y sociales, quienes han recibido el mensaje, en 55 diferentes eventos. ¡Realmente un esfuerzo impresionante!

Pero lástima, se nos va Reyes. No tengo idea a quién nombrará el nuevo Presidente, Iván Duque, para reemplazarlo. Afortunadamente, Duque conoce muy bien esta capital norteamericana, sus exigencias y dificultades. Tengo la confianza de que designará a alguien bien preparado, que pueda llenar el vacío que dejará Camilo Reyes. 

¡Que Dios lo ilumine y lo ayude a enfrentar las presiones que debe estar recibiendo para designar a quién sabe a quién!

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