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Un espejo que causa miedo
Se pudiera decir que la frontera tiene una estructura social propia.
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Sábado, 5 de Diciembre de 2015

No muchos países muestran tantas cosas en común como Colombia y Venezuela pero, a pesar de ello, hay unas diferencias notorias que se han acentuado con el correr de los años.

En los dos mil kilómetros de frontera que nos unen existe una singular forma de vida que comparten sus habitantes de manera natural, y en la que no se reconocen diferencias raciales, religiosas o económicas. Se pudiera decir que la frontera tiene una estructura social propia.

Los movimientos migratorios hacia uno u otro país han sido constantes, algunas veces por razones políticas; pero cuando Venezuela se hizo rica por su petróleo, millones de inmigrantes españoles, italianos, franceses y colombianos, entre otros, llegaron a buscar una mejor forma de vida con su trabajo. Por eso la patria de Bolívar tiene una gran mezcla racial.

Mas, donde existen unas marcadas diferencias es en la conducción del Estado porque, desde la independencia misma, los venezolanos han soportado la influencia de poderosos caudillos que han ejercido por mucho tiempo el poder. José Antonio Páez, los Monagas, Antonio Guzmán Blanco, Cipriano Castro, Juan Vicente Gómez, Marcos Pérez Jiménez y Hugo Chávez han copado la mayor parte de los dos siglos de su vida republicana.

Además, la gran riqueza petrolera ha sido controlada por el gobierno, razón por la cual la economía venezolana, más que en otros países, depende casi completamente de las decisiones gubernamentales. 

Eso le permitió afirmar al dictador Juan Vicente Gómez que quien estuviera fuera del gobierno no tenía nada, y eso es lo que el régimen chavista ha aprovechado para debilitar la empresa privada y hacer depender cada vez más al ciudadano del poder oficial.

También, la oportunidad de enriquecerse con los dineros públicos ha sido mayor, hasta el punto de que la corrupción oficial en Venezuela ha llegado a niveles inimaginables. 

Por cierto, la lucha contra ella fue una de las propuestas que llevó a Hugo Chávez a la Presidencia de la República; y, luego, como lo pregonan dictaduras de derecha o de izquierda indistintamente, se afirma que lo que hace el gobierno es “en bien del pueblo” para cubrir, de esa manera, sus actos inmorales. 

Sobre todo es por esto es que el régimen chavista busca de cualquier manera permanecer en el poder, y hará hasta lo imposible para no perder las elecciones. 

Alguna vez, en un discurso político, el señor Diosdado Cabello, presidente de la asamblea Legislativa, afirmó que ellos no se dejarían quitar lo que con tanto esfuerzo había conseguido. Se asegura que él es hoy uno de los hombres más ricos de Venezuela.

El cacareado Socialismo del Siglo XXI sigue apareciendo en el discurso de varios dirigentes populistas como un ideal político para captar incautos. Y, aunque parezca risible, es una amenaza latente porque es fácil de convencer al pueblo colombiano de apoyarlos, al ver con desesperanza cómo la corrupción se ha apoderado del gobierno y de la justicia a costa de los más pobres.

ramirezperez2000@yahoo.com.mx

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