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Sí. Patéticos
Con la palabreja se refiere a la infantería de capitalinos que nos envían para cubrir y proyectar soluciones que afectan esta tierra de Dios. 
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Jueves, 1 de Febrero de 2018

Me gustó mucho la columna “Patéticos” del magister Jorge Enrique Arenas, que me imagino fue admirador de Alfonso Palacios Rudas, fundador de la cofradía de los que no tragamos entero. 

Patéticos en la acepción más ácida, aquella que denota desdén o desprecio en especial por su ineptitud. Con la palabreja se refiere a la infantería de capitalinos que nos envían para cubrir y proyectar soluciones que afectan esta tierra de Dios. Concretamente a los que vinieron y produjeron a su manera el Decreto de Internación de Vehículos, cuyos errores de marco legal entre todos destacamos.

Lamentable comportamiento de esos genios que pretenden cubrir su ineptitud con la exigencia de gratitud por sus increíbles torpezas, de las que a veces somos culpables, por no opinar a tiempo y no contrariarlos, en un ejercicio degradante de temor reverencial hacia el capitalino “chapiadito”. 

Y ese temor reverencial estúpido, pues nos ha causado muchísimo daño. Con el agravante, que, al hacérselo notar, montan en santa ira y toman represalias sin pensar en las consecuencias, que, al devolvérseles les puede colocar en afujías penales, disciplinarias y de responsabilidad fiscal.  

Todos estos sucesos son un excelente pretexto para invitar a todas las oficinas de control local, fiscal, disciplinario, penal e interno a que revisen los grandes temas, que nos someten a situaciones peligrosísimas de indemnizaciones multimillonarias, solo por mantenernos en el facilismo de la presunción de legalidad.

Sí, porque por el miedo a trabajar duro, estudiar, investigar y proyectar soluciones, nos conformamos en la ociosidad y la manida costumbre de es mejor “dejar trabajar, aun violando la ley, sin calcular las consecuencias, que hoy tiene y tendrá en aprietos a altos exfuncionarios de los niveles departamental y municipal.

Y este temor reverencial hay que vencerlo sin temores. Entre otras cosas, por el bien de ellos mismos, pues estos errores garrafales, que recomiendan, que aprueban en juntas directivas y asambleas generales donde tienen representación, les hace incursos en la comisión de delitos, faltas graves y gravísimas y responsables fiscales, que les puede hasta ocasionar la privación de la libertad, la destitución y hasta dañar la pensión de vejez.

Olvidan esos funcionarios capitalinos, que las normas legales son generales  y de orden público, de tal manera que toda la normatividad tiene el mismo valor en Leticia, en el Urabá conflictivo, en Nariño paciente y en Cúcuta caliente y fronteriza.

 

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