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A Santa Rosa o al charco
Hoy comienza el Mundial de fútbol, que se juega en Rusia. 
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Jueves, 14 de Junio de 2018

El camino se bifurcaba al pasar el portón. De manera que el viajero no sabía para dónde coger, qué camino tomar, y no había nadie que diera razón alguna. Por uno de los caminos se llegaba a Santa Rosa, y por el otro se llegaba a El Charco. El caminante que no conocía la ruta se hacía la cruz y murmuraba “A Santa Rosa o al Charco”. Y se iba, a la gracia de Dios, rogándole al cielo que no le tocara regresarse para tomar el otro camino.

Dicen que ese fue el origen del refrán, utilizado cuando se trata de tomar una decisión entre dos posibilidades. Alguna vez suena la flauta. Otras veces, no suena.

Otra versión dice que para llegar a la hacienda Santa Rosa, había que pasar por un charco de aguas negras y fétidas, pero no había puente. Sólo el tronco de un árbol atravesado sobre el charco, por donde había que pasar haciendo equilibrio. Si el caminante era buen maromero, pasaba; de lo contrario, caía al charco. “A Santa Rosa o al charco”, quedó como un decir de los viajeros que se dirigían a la hacienda Santa Rosa. Y de allí se regó por todo el mundo.

Hoy comienza el Mundial de fútbol, que se juega en Rusia. Nuestra selección participa, y al comienzo de cada uno de los partidos que enfrente, dirá Pékerman y dirán los once de amarillo y diremos los millones de colombianos, con el credo en la boca, “A Santa Rosa o al charco”, es decir, si no ganamos, nos lleva el patas.
 
La fiebre del fútbol viene desde hace mucho tiempo. Se supone que fue en El Paraíso donde se inició este juego, cuando Adán agarraba a pata las piedras que encontraba, por las otras que le sacaba Eva, cantaleteadora, regañona y exigente, como salieron todas las de su descendencia. “Adán, quiero más fruta, comamos más manzana, no me deje iniciada, no se haga el soco y venga a ver, y si está muy mamado, avise, para decirle a Yaveh que me cambie el parejo”.

De las piedras, Adán pasó a darle pata a los cocos que caían. Y así, Caín, el malandro, y Abel, el bueno, aprendieron a dar pata hasta que se agarraron a patadas y un día Caín, como cualquier guerrillero en proceso de paz, se le mandó a mansalva a Abel y lo mandó a freír espárragos a la otra cocina. 

Dicen, pues, algunos, que ese fue el origen del fútbol. Otros dicen que fueron los indios los inventores del juego, y algunos afirman que fue en Inglaterra. Sea donde haya sido, la verdad es que la fiebre futbolística se regó por todo el mundo, y así llegamos a los Mundiales y allá está nuestra Selección en Rusia. A Santa Rosa o al charco.
              
Dentro de dos días tendremos elecciones presidenciales y otra vez tocará encomendarnos al de arriba y decir: “A Santa rosa o al charco”. O ganamos, o perdemos. Esa es la cruel verdad. Yo le apuesto a la democracia y no a los que quieren seguir el modelo económico de Venezuela, Cuba y Nicaragua. Yo no quiero que dentro de algunos años nuestros hijos tengan que salir corriendo hacia Ecuador, Perú o Brasil, con el pollero al hombro, el morral a la espalda y la colchoneta debajo del brazo. Prefiero vivir en Santa Rosa, que caer en el Petrocharco.   

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