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San Valentín, amor y flores
San Valentín fue un cura romano que ayudaba en secreto a los jóvenes militares a que contrajeran matrimonio.
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Miércoles, 10 de Febrero de 2016

Dios, en su infinita sabiduría, les dio a los santos la tarea de ayudar a los mortales y a cada uno le asignó tareas diferentes.

Así, por ejemplo, a san Emigdio lo nombró patrono de los pueblos contra los terremotos. A san Isidro labrador lo comisionó para que les ayudara a los agricultores en sus plantíos y cosechas. A san Antonio le encargó encontrar las cosas perdidas. A san Alejo le dejó la difícil tarea de alejar las pestes, las guerras y las suegras.

Pero a algunos les  asignó oficios más gratos. Tal es el caso de san Valentín, al que nombró patrono de los enamorados, y cuya fiesta se celebra el 14 de febrero, es decir, esta semana.

Cuentan los historiadores sagrados que san Valentín fue un cura romano que ayudaba en secreto a los jóvenes militares a que contrajeran matrimonio, lo cual era prohibido por el emperador Claudio, con el argumento de que los solteros eran mejores guerreros porque no tenían ataduras sentimentales.

Valentín consideraba que tal norma era injusta, por lo que se daba sus mañas para ayudar a los uniformados en eso del casorio. Cuando Claudio lo supo mandó a encarcelar al curita Valentín y más tarde ordenó decapitarlo.  

Esa es la razón por la cual se le conoce como el patrón de los enamorados y su fiesta se celebra con bombos y maracas y también con platillos en Europa, Estados Unidos y algunos países de Suramérica.

Entre nosotros la costumbre no está muy arraigada porque tenemos dicha celebración en septiembre, en lo que llamamos Día del amor y la amistad. Sin embargo, ya empiezan muchos novios y amantes y amigos y amigovios a celebrar este día, con chocolatinas, flores, serenatas, discotecazos y otras demostraciones de cariño.

Precisamente los vendedores de flores tienen en san Valentín un aliado estratégico comercial, pues en esta fecha aumentan sus ventas locales y de exportación.

“Dígalo con flores” es un lema con el que los floricultores ofrecen sus productos, y los enamorados lo dicen con flores, con poemas, con canciones, con palabras y con las manos. Cualquier medio, aunque sea una picadita de ojo, es válido para decir “me gustas” o “te quiero” o “te espero allá donde tú sabes”.

Coincide esta fecha con la época en que los pájaros se emparejan y se aparean, hecho que algunos enamorados aprovechan para hacer lo mismo. Sin embargo, hay que tener en cuenta las palabras suplicantes del presidente Santos: “Por favor, mis pajaritos, eviten embarazar y embarazarse en estos días por aquello del zika y porque la vida está cara”.  

El presidente no lo dijo, pero los  impuestos, la mermelada, los útiles escolares y los gastos del posconflicto, han encarecido este diario vivir.

Pero volviendo a lo bueno de la fecha, este día es especial para recordar a quienes cumplen años el 14 de febrero, aunque no se llamen Valentín ni Valentina. Conozco, por ejemplo, a Cristina, una buena amiga, una excelente persona, que se desvive por ayudar al prójimo y al no tan prójimo, que reparte lo que tiene y lo que no tiene, mejor dicho, “una madre”.

Pienso que san Valentín, además de proteger a quienes le toca por oficio, debe estar encantado de ser también el patrono de gente como Cristina, llena de dulzura, de amor y de sonrisas. El domingo estaremos diciéndole a la doctora Cristina Ballén: Que san Valentín sea contigo. Amén.

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