Mucho se habla de la inseguridad en la ciudad, aunque las medidas para mitigar su fuerte impacto, son cada día menos visibles y esa es la razón por la cual se ven frecuentemente imágenes en las redes sociales en las que se puede evidenciar la supuesta prohibición relacionada con el parrillero hombre.

La ciudadanía clama a gritos medidas de choque frente a la situación de desconfianza que se vive en la ciudad, toda vez que la autoridad, pareciera que le tuviese miedo al problema, dado que transitar con tres personas en motocicleta, sin casco y sin luces, ya se volvió costumbre y solo falta que los representantes de nuestra querida institución, se excusen con el tibio argumento que se trata de medidas de “inteligencia”.

 Parte del problema radica en que absolutamente nadie conoce con total seguridad, el número de motocicletas que transitan en la ciudad, aspecto que agrava el panorama puesto que la población flotante, compuesta por personas que viven en municipios fronterizos, es imposible de medir y mucho menos controlar. Lo jarto del asunto, es que los famosos “operativos” se diseñan para incomodar a un inmenso grupo de moteros, cuyo único medio de transporte familiar es objeto de requisas frecuentes en el centro de la ciudad, mientras tanto en todos los estratos, delincuentes atemorizan a los ciudadanos con todo tipo de estrategias intimidantes a cualquier hora del día.

Son recurrentes las conductas de muchos motociclistas que transportan parrillero hombre y en oportunidades, pasan frente al Comando de Policía y por la sede principal de la Policía de Tránsito ubicada en el barrio San Mateo, sin la menor probabilidad de ser objeto de requisas o controles, aspecto que profundiza la preocupación ciudadana, que aterrorizada observa en silencio un peligroso proceso de anarquía, cuyos actores principales suenan cada día con mayor frecuencia.

Tan grave es el problema, que poco importa que los motociclistas trasporten a sus parejas con criaturas de meses de vida, o aquellos que llevan a dos menores de diez años en la misma motocicleta con destino a los centros educativos, porque finalmente no es tan grave comparado con la inseguridad y muy a mi pesar, tan solo uno o dos precandidatos a la alcaldía de Cúcuta, han abordado el tema.

Es el momento de evaluar desde ya las propuestas de los aspirantes, para que no suceda lo mismo que en la pasada oportunidad, en la cual un ciudadano con megáfono en mano, enredó a los votantes con el argumento que todo sería diferente y en eso no mintió, porque es poco o nada lo que le dejará a la ciudad y en lo que respecta al tema de la seguridad, pues tiene las peores calificaciones, empezando por los funcionarios que escogió para tal fin y su laxa coordinación con los uniformados. Todavía está a tiempo de recordarle a los residentes de tan maravillosa ciudad, quién es el que manda, porque a la fecha, la prohibición de parrillero es solo para algunos. 

Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en: https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion