Año nuevo, vida nueva, dice el refrán. Y yo añado: Año nuevo, lecturas nuevas. Porque ha de saber el mundo, que el 2016 será un año de abundantes lecturas.
Dicen los que adivinan el futuro que, a partir de mañana, ya no veremos a nuestros gobernantes chateando en plenas juntas de gobierno, sino hojeando con disimulo el último libro que están leyendo.
Y que los muchachos dejarán de ser esclavos del WhatsApp, para esclavizarse de las buenas lecturas. Y que el internet pasará a un segundo lugar, después de los libros. ¡Bendito sea ese futuro!
Como yo soy asiduo lector, y como además me gusta dar buenos consejos, me he tomado el trabajo, placentero además, de elaborar un listado de libros para aconsejar su lectura, de manera individualizada, es decir, a cada quien le digo cuál debe ser su libro preferido, ahora tan pronto pasen las fiestolainas.
Yo aconsejo libros pero no los presto, por aquello que dicen que no se sabe quién es más pendejo si el que presta libros o el que los devuelve.
Como yo he tratado de no ser pendejo, no presto libros y los que me prestan no los devuelvo.
Así he logrado hacer una gruesa biblioteca.
Aquí van pues mis recomendados para comienzos del nuevo año:
Al presidente Juan Manuel Santos: Manual para alcanzar el Nobel, y Una medalla entre el sí y el no.
A Germán Vargas Lleras: Tres años no son nada, y Ni tanto que queme a Santos, ni tan poco que no lo alumbre.
A Juan Fernando Cristo: Nadie es profeta en su tierra, y la segunda edición de Nadie es profeta en su tierra.
A Timochenko: Cómo tomarse el poder sin tiros y sin votos, y De Caracas a Bogotá, un viaje de ilusiones.
Al Ministro de Defensa: Dieta entre fusiles y bayonetas.
Al presidente Uribe: Yo soy la voz del que clama en el desierto.
A Marta Lucía Ramírez: Aunque usted no lo crea, y Las mujeres sí podemos.
A Horacio Serpa: Por un pelo de más, y El valor de las apuestas.
Al Fiscal general: Mi bella genio, y Lo que hay detrás de un nombre.
A Natalia Springer: Dime con quién contratas y te diré cuánto ganas, y La importancia de cambiarse el nombre.
A William Villamizar: Contra viento y marea, y Las demandas me producen risa.
A Édgar Díaz: La nostalgia del poder.
A Donamaris Ramírez: Lo que pudo haber sido y no fue, y ¿Ahora qué hago?
A César Rojas Ayala: ¿Quién manda a quién?
A Nicolás Maduro: Cómo hablar en público, y Diccionario de dudas idiomáticas.
A Diosdado Cabello: Cómo vencer el miedo a las caídas.
A Ariadna Gutiérrez: Reina por un minuto, y Lo que dura un sueño.
Al presentador Steve Harvey: ¡Erda, la cagué!
Post data: A mis lectores, Feliz nuevo año y que me sigan leyendo.