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Las paradojas del desarrollo
Sí, la teoría del Desarrollo es discutible y es de paradojas. La otra lupa, señala los fracasos de los planes.
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Jueves, 5 de Octubre de 2017

“Una empresa es como una bicicleta. 

O pedaleas

O te caes” John D. Wright.

Los estudiantes de la Esap acaban de iniciar el último trimestre. De los textos de lectura de Peter Drucker, que es una imposición académica, los de quinto semestre, me reclaman el frustrado taller en el aula que sirve de título a esta columna. Para empezar pues a los simpatizantes de cada escuela de planeación se les respeta su manera de opinar. Seguramente esa divergencia entre todos fue la causa de la deuda y más adelante se hará.  De todas formas, nunca habrá desarrollo económico sin planeación. 

El cuento lo empezamos en 1950 cuando a Harry Truman comprometió a USA en el Desarrollo económico de todo el mundo en el punto cuarto de su discurso de posesión y luego el presidente Kennedy en los 60s con su Alianza para el progreso. Dos grandes planes y dos grandes frustraciones.

Y sobre esos planes, coinciden las dos lupas, la que lo ve como un éxito y la que lo ve como un fracaso. Como en la “perinola”, todos ganan, o todos pierden. En el lejano oriente los planes fueron exitosos. Japón, por ejemplo, nunca creyó lograr conseguir los niveles de desarrollo anteriores a la guerra, además, más de la mitad de la población era de agricultores. Su industria era de baja calidad y de diseños muy pobres. En 1952, Corea estaba más devastada que el Japón. Hong Kong hasta los 60s, era un simple puerto comercial sin industrias. Taiwán era un polo de producción azucarero y pare de contar. El mundo era así en 1950. Europa mediterránea solo tenía alguna industria al pie de los Alpes. Incluso, algunos estados del sur americano como Georgia, Carolina del sur y del norte, Alabama, Tennessee, Louisiana y Mississippi eran estados muy pobres. Las lupas del optimismo dicen que los planes de Truman fueron exitosos. Otros dicen, no, la pobreza aún perdura.

Sí, la teoría del Desarrollo es discutible y es de paradojas. La otra lupa, señala los fracasos de los planes.  En el fondo, como que la divergencia es la velocidad. El éxito se mide con la rapidez. El fracaso con la lentitud y la mora. Un fracaso evidente y estrepitoso es el desarrollo económico socialista, por donde quiera que se mire. Si Rusia hubiese mantenido su crecimiento anterior a la Segunda Guerra Mundial, su producción industrial hoy sería igual o mayor a la de Estados Unidos. Y aquí en la vecindad, Cuba indica que hoy produce menos de la mitad, de lo que producía antes de los Castro.

India comenzó el desarrollo, solo cuando Nehrù abandonó los patrones soviéticos que había traído de su época de estudiante en Inglaterra. La derrota de la pobreza tenemos que aprenderlo de una vez, viene al final, no al comienzo del desarrollo. 

Cuando vimos el fracaso de los grandes planes y del modelo soviético, nos inventaron los franceses de De Gaulle, la planificación “, Indicativa” que aquí le gustaba a Orlando Joves, que hoy después del éxito pasajero neoliberal, es otro fracaso. El general francés, soñando con “L`Grandeur”, impuso la inversión “indicando” donde hacerla. Hacia donde debe ir la economía, a que empresas hay que fortalecer en la producción, a qué renglones. Y esa planeación indicativa marchitó la creatividad, el emprenderismo y la invasión francesa. Nosotros que somos unos copietas, en algunos sectores, sobre todo en el público aun los sostenemos. En la política agroindustrial, por ejemplo.

Así que no se sulfuren chachos esapistas no soy el neoliberal que se imaginan, simplemente un tutor conservador, con tintes progresistas. En la empresa pública, se pedalea es con planeación y si no lo hacen, se caen. 

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