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Las elecciones del 2018 nos pueden sorprender
En Colombia estamos viviendo un período impresionante de corrupción.
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Sábado, 4 de Febrero de 2017

No digo nada nuevo al afirmar que se está repitiendo el fenómeno mundial de sorpresas electorales en las que pierden las propuestas tradicionales y, aparentemente, las que debían ser triunfadoras.

El éxito del Brexit del Reino Unido, la derrota de Hillary Clinton en Estados Unidos y la pérdida del SI en el plebiscito colombiano son los más recientes ejemplos.

Cada uno de estos casos tiene su propia explicación considerando las particularidades de cada elección y las condiciones propias del país donde se efectúa.

Sin embargo, hay un común denominador entre todas ellas que conviene resaltar: Es la reacción popular contra los políticos que gobiernan.

Esto ya había ocurrido en Venezuela cuando fue elegido Hugo Chávez el 2 de febrero de 1999 como consecuencia del desprestigio en que había caído la clase política, producido especialmente por la corrupción oficial. Este proceso ha sido excelentemente expuesto por la periodista y escritora venezolana Mirtha Rivero en su libro La Rebelión de los Náufragos, publicado por primera vez en octubre de 2010 y que ha tenido numerosas reediciones.

En Colombia estamos viviendo un período impresionante de corrupción. Todos los días somos sorprendidos con nuevos casos de contratistas que sobornan; de empresarios que se alzan con el dinero de los ahorradores; de altos ejecutivos involucrados en desfalcos y robos; de políticos y altos funcionarios bajo sospecha de la comisión de delitos.

Pero, como si nada ocurriera, ya se habla de las candidaturas para las elecciones venideras, de los arreglos políticos para acudir a ellas, de las estrategias para interesar al electorado sin dar respuestas aceptables a los enormes cuestionamientos que se hacen a los políticos en ejercicio.

Lo que se oye es la inculpación a personas de uno otro partido o el lanzamiento de acusaciones entre gobernantes, como si el ciudadano corriente fuera ajeno al continuo bombardeo de ataques, y como si mañana no tuviera consecuencias ese comportamiento insensato de los dirigentes.

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