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Las confesiones del exdirector del FBI
Después de todo, se supo que no había tales nuevos correos.
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Domingo, 22 de Abril de 2018

El exdirector de la agencia de investigaciones norteamericana, el FBI, quien fuera despedido por el Presidente Donald Trump, acaba de publicar un libro que tiene a todos los medios hablando sobre su relación con Trump y los secretos de los cuales se enteró.

James Comey es, como el mismo confiesa, una persona de un ego tan grande como su estatura (mide más de 2 metros). Terco y orgulloso. No ha ahorrado declaraciones a la prensa para, haciendo eco a su libro, atacar a Trump por mentiroso, irresponsable e ignorante.

Cómo son las cosas de la vida: Comey, que contribuyó  al triunfo de Trump sobre Hillary, terminó siendo rápidamente despedido sin contemplaciones. Sucede que el FBI investigó el manejo que Hillary le dió a sus correos electrónicos, a través de un servidor privado y no del oficial del Departamento de Estado, como exigen las normas.  El director no se contentó con informar de ello al Congreso. De manera inusual, en julio de 2016, fecha muy cercana a las elecciones, hizo una rueda de prensa en la que regañó públicamente a la candidata demócrata por lo que calificó de un manejo “extremadamente descuidado” de dichos correos. Advirtió, sin embargo, que el FBI no presentaría cargos contra ella.

Posteriormente, en octubre, a menos de dos semanas del día de elecciones, anunció, con bombos y platillos, que sus funcionarios habían reabierto la investigación, con base en nuevos correos de Hillary encontrados en el computador del esposo de la ayudante y persona de confianza de Hillary, Huma Abedin.

Los demócratas y la propia Hillary consideran que estas declaraciones de Comey y el ruido que hizo la prensa sobre ellas, le costaron a la exsecretaria de Estado la elección. Hasta ese momento estaba punteando en las encuestas. A partir de entonces perdió puntos en estados fundamentales para ganar.

Después de todo, se supo que no había tales nuevos correos, y que ellos eran simples copias de los que ya se conocían. Pero el daño ya se había hecho y Clinton perdió la Presidencia.

En recientes declaraciones a los medios, Comey dijo que le dan náuseas de sólo pensar que con sus acciones hubiera contribuido a afectar  el resultado de la elección. ¡Mayor cinismo no es posible!

Su despido, por parte de Trump, dejó herido el ego de Comey. De allí que en su libro haya recogido escándalos del Presidente y la versión no confirmada, de que durante su visita a Moscú, con ocasión del concurso de Miss Universo, se reunió con prostitutas en el cuarto de su hotel. Las prostitutas se habrían orinado las unas a las otras, sobre la cama de la suite que antes había sido ocupada por Barack Obama y su esposa Michelle. 

Siendo todavía director del FBI, Comey estuvo encargado de informar al Presidente electo sobre la existencia de ese informe, preparado por un espía inglés. Por supuesto, Trump negó el episodio de manera absoluta, pero quedó mortificado y preocupado. Entre sus preocupaciones estaba la manera en que su esposa Melania recibiría esa información.

Por supuesto, dentro de todos los detalles y anécdotas del libro de Comey, la que ha recibido la mayor atención de la prensa es la relacionada con las prostitutas “orinadoras”.

Pero las preocupaciones de Trump no terminan allí. El fiscal especial nombrado por el Departamento de Justicia para investigar las acusaciones de cooperación entre la campaña de Trump y los rusos para favorecer a Trump mismo y perjudicar a Hillary, continúa avanzando en sus investigaciones. Así mismo, el enfoque ha venido siendo dirigido a probar posibles esfuerzos de Trump y su equipo para obstruir la justicia en esta investigación de la trama rusa. Ya dos excolaboradores de Trump están en la cárcel, y cientos de documentos de su abogado personal fueron recogidos de su casa y oficina. Se piensa que ellos pueden brindar luces sobre la posible “colusión” entre la campaña del republicano y los rusos, así como sobre el pago que el abogado de Trump le hizo a la artista del striptease, “Daniels la tempestuosa”, y a la conejita de la revista Playboy, Karen McDougal, quienes tuvieron hace años una relación íntima con Trump, como una manera, no solo de silenciarlas, sino de obstruir las investigaciones y la justicia.

La prensa especula que si el abogado de Trump se siente en serio peligro de ir a la cárcel, abrirá su boca para contar muchos secretos sobre los negocios de Trump y sus triquiñuelas y colaborar con los investigadores. Indiscutiblemente, esta posibilidad debe tener a Trump al borde de un ataque de nervios.

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