El pasado viernes 22 de julio en el Museo Norte de Santander se dio apertura a las exposiciones sobre la historia urbana de nuestra ciudad y las obras destacadas del concurso de fotografía: Cúcuta, ciudad infinita. Así mismo, el martes 26 de julio se presentó oficialmente por parte de la Cámara de Comercio y Camacol Cúcuta y Nororiente el proyecto Cúcuta 2050, como modelo territorial de escala regional, metropolitana y municipal que busca traducir el auge del crecimiento urbano en mejores posibilidades de desarrollo y calidad de vida para sus habitantes en un horizonte a largo plazo, en el contexto de la competitividad y la productividad.
Brillantes iniciativas si todos como ciudadanos que exigimos tanto en función de las evidentes necesidades urbanas propias del subdesarrollo, queremos apropiarnos de nuestro territorio. Útil y clara resulta desde el espacio cultural del Museo Norte de Santander dar una mirada critica al crecimiento urbano de la ciudad, que evidencia que ha sido la necesidad muy por encima de la planificación, la planeación, la gestión y el quehacer arquitectónico, la que ha construido y decidido como crece Cúcuta hacia su materialización como metrópolis. Fenómeno común en la mayoría de ciudades latinoamericanas.
El crecimiento urbano de nuestra ciudad se produce de forma caótica y desordenada. Si bien contamos con un Plan de Ordenamiento desde el 2001 y modificado excepcionalmente en el 2011, ya es necesaria la formulación de un Plan de Ordenamiento Territorial –POT- de segunda generación, con alcance metropolitano y en sintonía con la iniciativa del DNP de poner en marcha Planes de Ordenamiento Departamental. Sin embargo y según cálculos personales, solo un 23% de las áreas en desarrollo cuentan con planes urbanísticos, sin que esto implique aumentar los indicadores de espacio público. El resto de la ciudad se expande entre la informalidad y el auge de proyectos que cuentan con permisos y licencias pero sin planeamiento integral.
Y cuando el crecimiento urbano se da bajo estas modalidades –informal y sin planeamiento a largo plazo-, se asocia directamente al aumento de los índices de violencia. El estudio del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia (2015), señala que de las 50 ciudades más violentas, 41 están ubicadas en América Latina.
Y como causas de esa violencia se apunta al trafico de drogas, guerra de bandas, corrupción y pobreza como las principales causas de la violencia urbana. En los últimos 20 años las 10 principales ciudades colombianas donde Cúcuta se ha ubicado entre la 6ta y 8va ciudad; han presentado una gran tasa de crecimiento urbano: 32,3% según datos DANE, pero a la vez Cali, Medellín, Bogotá, Pereira, Cúcuta y Palmira son las ciudades con mayores índices de violencia por número de homicidios.
El trabajo de los arquitectos-urbanistas que formulamos proyectos urbanos de gran escala como Cúcuta 2050 para dar respuesta a las necesidad de revertir las situaciones arriba descritas, gracias al apoyo de la Cámara de Comercio y CAMACOL Cúcuta y Nororiente debería reconocerse en un momento en el que vivimos mas en un mundo en reparación que en construcción y en otro mundo autoconstruido informalmente que se tiende a ignorar aunque ocupe mas del 60% del planeta. La ética y la necesidad pueden trabajarse desde campos que se preocupen más por el progreso, el bienestar y el desarrollo humano que por el provecho.