Juan Pabón Hernández es un intelectual consistente no sólo por su formación académica, que incluye estudios de Filosofía, sino por su permanente labor como profesor, escritor y editor de “Imágenes”, la separata literaria del diario La Opinión.
Hoy nos sorprende con su nuevo libro “La espera es de color azul”, un excelente texto al que el lector se adentra por una bella carátula, en una edición pulcra.
Nos sorprende porque no es frecuente encontrar en nuestro medio un escrito tan sólido en la exposición de sus conceptos en un alto nivel sostenido a través de sus doscientas páginas.
Este es un libro muy original: Puede ser un manual de vida, un breviario intemporal, un compendio del oficio de hombre, o mucho más que el lector podrá encontrar cuando transite por los párrafos penetrantes en los que se van descubriendo las verdades que gravitan desordenadamente en la mente de cada quien.
En el capítulo “Sabiduría de la Mañana” se lee “Los pasos serán seguros si comienzan en el reposo, en el pensamiento puro del amanecer: la vida se hará honorable, y justa, si el tiempo cotidiano se nutre de savia mañanera, si la prudencia de las horas tempranas gorjea en los trinos de las aves, con esa especie de edad madura que pulsan en su canto.”
En el capítulo “Intención Moral” dice el autor: “La ética es una semilla que debe sembrarse en la niñez; desde la ilusión maravillosa del alma infantil, desde su bondad inscrita en los caracteres de la ingenuidad, pueden moldearse esplendorosos espacio de nobleza.”
En el que tituló “Memoria de la Identidad” dice que “La distancia que va separando los tiempos se denomina historia y es el fundamento de la identidad. De la revisión juiciosa de los límites de cada época, surgen luces para el presente el cual, incluso, está a punto de convertirse en pasado, en una vertiginosa manera del fluir del tiempo”.
Y, finalmente transcribo unos renglones del EPÍLOGO, que es un acertado final para esa enorme explosión de pensamiento: “El ritmo de la vida acaba siendo una leve brisa, después de la voracidad de los días: se añejan los actos y se acrecienta la sensibilidad, algo así como un retorno al amor, pero a un amor distinto, a la sombra de los sueños, que protege la serenidad”.
Y así podría transcribir interminablemente maravillosos párrafos conformados de filosofía y poesía, sin que falten el amor, la nostalgia, la ilusión, la esperanza que puede ir más allá de la muerte. Pero debo dejar al lector un amplio espacio para que recorra el libro gozando y aprendiendo.
Qué bueno sería que los dirigentes, los maestros, los políticos pudieran nutrirse de estos pensamientos para tener una guía que les permita servir mejor a la comunidad.
