Hoy, cuando están de capa caída en Colombia los estudios de la Historia, resulta estimulante que todavía funcione en nuestro departamento una academia dedicada a promover, investigar y divulgar estas materias.
Fundada en 1934 como Centro de Historia de Norte de Santander, se convirtió en la Academia de Historia de Norte de Santander por virtud de la Ley 43 de 1973, y está integrada por Miembros de Número, que ocupan 40 sillas; Miembros Correspondientes y Miembros Honorarios, todos elegidos por sus ejecutorias como investigadores, educadores y hombres de letras.
Según los estatutos de la Corporación, entre sus objetos fundamentales están los de velar por la conservación de los archivos públicos y particulares, y procurar la publicación de sus contenidos más sobresalientes; colaborar en la conmemoración de acontecimientos de valor histórico, y vigilar el mantenimiento de los monumentos históricos actuales, así como promover la erección de otros que exalten acontecimientos y personajes memorables.
Uno de las funciones estatutarias de mayor interés es el de poder convenir con entidades gubernamentales la asesoría en lo relacionado con la investigación y la divulgación de la Historia regional, con lo cual pueden contar las autoridades con una herramienta idónea para apoyar sus actuaciones con el conocimiento autorizado que conlleve a preservar nuestros valores culturales.
Desde su fundación, han pertenecido a la Academia las más prestantes figuras de la intelectualidad norte santandereana comenzando por su primer Presidente, el doctor Rafael Espinosa, pero sería interminable hacer, siquiera, una enumeración incompleta de sus miembros. Sin embargo, no podría dejar de mencionar a su anterior Presidente, el doctor Iván Vila Casado, quien le dio un renovado impulso y resolvió con éxito los problemas administrativos de que adolecía.
En el mes de abril de presente año se eligió una nueva Junta Directiva que preside el doctor Ernesto Collazos Serrano, reconocido abogado cucuteño, acompañado de un grupo de activos miembros entre quienes se encuentran jóvenes investigadores que le darán a la institución un nuevo aliento por su preparación y liderazgo.
Es una fortuna contar en la Junta Directiva con el doctor Luis Fernando Niño, destacado funcionario departamental con doctorado en Historia de la Universidad de Granada en España, quien ha empezado a impulsar excelentes ideas para el mejor desempeño de la Academia. Su aporte será de gran ayuda.
Igualmente, quiero destacar el apoyo que ha anunciado el señor Secretario de Cultura del Departamento, doctor César Ricardo Rojas Ramírez, para que la Academia pueda cumplir su misión en beneficio del Norte de Santander. A él, un agradecimiento caluroso.