Presidente Maduro:
Contrario a lo que la inmensa mayoría de colombianos piensa en este momento (a excepción de Piedad Córdoba y sus marchantes y marchantas), yo no me meto con doña Teresa de Jesús Moros de Maduro. Ella no tiene la culpa de lo que el hijo está haciendo en este momento.
Con esa aclaración, déjeme decirle que, en vez de echarle madrazos, yo le doy las gracias a usted, por varios motivos que pasaré a explicar:
En primer lugar porque, con la expulsión de colombianos de Venezuela, hemos vuelto a ver familiares y amigos que hace tiempos no veíamos.
A estas alturas de la vida, yo no me explico por qué los colombianos que marchaban a su país a ganar bolos, chico, se crecían y se olvidaban de los que quedábamos aquí ganando devaluados pesos.
Las cosas cambiaron y usted, presidente Maduro, se apersonó de la situación y los obligó a salir para que vinieran a encontrarse de nuevo con nosotros. Gracias, Nico.
En segundo lugar, a todos nos gusta estrenar. Y estos compatriotas nuestros que tuvieron que salir con una mano adelante y otra atrás, en la carramplana, con los chiritos que tenían puestos, algún día volverán a estrenar ropas y enseres y electrodomésticos y trabajo y vivienda. Si Dios quiere.
Me refiero a nuestro Dios, no a su dios, el diosdado o regalado.
A muchos de esos colombianos que hoy usted expulsa, les regalaron hace unos años el lote y la vivienda para que votaran por Chávez.
Votaron por Chávez y por usted, porque los colombianos somos agradecidos. Parece ser que los que están ahora en el curubito ya no necesitan de esos votos y por eso les dicen “Chao, el amigo”. Gracias, Nico, porque ya estábamos olvidando ese refrán tan sabio que dice: “De eso tan bueno no dan tanto”.
Gracias, Nico, porque el alambre de púas con que usted cerró la frontera, lo compraron aquí en Cúcuta. Y eso nos conviene pues se mueve nuestro comercio. Ojalá usted mande a cercar todo su país con alambre de púas cucuteño.
Gracias también porque el turismo que se movía hacia Venezuela nos estaba haciendo olvidar los sitios hermosos que tiene Colombia. Con el cierre de la frontera ahora volveremos a nuestros paisajes, nuestros ríos, nuestras cordilleras, nuestras playas, nuestros mares.
Gracias, Nico, porque con sus medidas me hizo recordar mis épocas de infancia cuando veía películas de vaqueros y algunos se quitaban el antifaz, ante la sorpresa de todos. Me da la impresión de que usted se está quitando el mínimo antifaz de demócrata que le quedaba.