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El bienestar no se logra a través de limosnas disfrazadas de subsidios, sino creando oportunidades de trabajo, que le den a los jóvenes, posibilidades de vivir y crecer dignamente.
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Miércoles, 1 de Septiembre de 2021

La pronta generación de empleos estables para jóvenes es una política compleja que requiere más audacia y más sector privado. El desempleo juvenil en Colombia registra alrededor de un 23,9% con un impacto mayor en las mujeres con el 31,3%. Esto quiere decir, que más de 1,65 millones de jóvenes en el país están sin trabajo. El bienestar no se logra a través de limosnas disfrazadas de subsidios, sino creando oportunidades de trabajo, que le den a los jóvenes, posibilidades de vivir y crecer dignamente.

Es evidente que los subsidios a la nómina y los programas de trabajo con el Estado son insuficientes para hacer mella a este gravísimo problema del empleo juvenil. El plan de choque lanzado por el Gobierno de dar a las empresas un subsidio del 25% del salario mínimo ($227,000) por cada nuevo joven que contraten entre 18 y 28 años es un plan incompleto. Aunque bien intencionada, pues pretende generar 500.000 empleos juveniles, en mi concepto y del columnista Mauricio Cabrera, este plan tiene mucha probabilidad de fracasar. Cabrera, lo ilustra con la siguiente práctica historia: En un restaurante de barrio que estuvo 6 meses cerrados por pandemia y que ha vuelto a abrir con aforo restringido la chef, al mismo tiempo esposa del administrador, le dice a su marido: “Con este subsidio del Gobierno podremos nuevamente contratar a los dos meseros que tuvimos que despedir el año pasado”. El marido muy tranquilamente le pregunta: “¿Esa contratación nos traerá más clientes?”. La chef le responde que infortunadamente no, 
porque la gente le teme al Covid, pero insiste en la contratación. El marido saca la calculadora y le dice: “Si les pagamos el salario mínimo, cada uno va a costar 1,4 millones de pesos mensuales y si el Gobierno nos da $227.000, ¿de dónde saldrá el resto?”. Como conclusión de esta historia, podemos afirmar, que mientras no haya un repunte fuerte de la demanda, las empresas no van a contratar nuevos trabajadores. 

El desarrollo de un sector empresarial fuerte es lo único que conduce a una generación de empleo digno y estable. El Gobierno debe establecer planes concretos para incentivar y apoyar la creación y crecimiento de empresas, principalmente medianas y pequeñas. En ellas está la rápida generación de empleo que se requiere. La novela de generar empleo a través de la contratación estatal es un absurdo cuando se trata es de bajar el gasto público. 

El Estado debe implementar acciones de fondo para salvar el tejido empresarial devastado por los cierres realizados a raíz de la pandemia y por el criminal ataque de los bloqueos. Es necesario controlar su voracidad fiscal teniendo en cuenta que esta violencia desbordada robó a los empresarios más de 15 billones de pesos. Despojarlos de una suma parecida con nuevos impuestos no ayudará en nada a reactivar la economía y recuperar empleos. Ni los populistas ni los oportunistas políticos deben olvidar que sin institucionalidad no es posible generar empleos y sin empleos es muy difícil mantener la institucionalidad.

A propósito de los actos vandálicos generados por las protestas recientes en varias ciudades, manifestantes pacíficos, derribaron estatuas que han acompañado la cultura de las ciudades. Si tumbaron la estatua de Antonio Nariño, quien tradujo y defendió los derechos del hombre y del ciudadano, no nos olvidemos también eliminar la estatua del David de Miguel Ángel por haber derrotado y dado muerte al pobrecito de Goliat o la estatua del pensador Auguste Rodin, simplemente por eso, por pensar. Viene a mi memoria que corría el año 1957, cae el dictador Gustavo Rojas Pinilla y un grupo de fanáticos en la ciudad de Cúcuta tumban en el barrio la Merced en su parquecito público la estatua que allí estaba en su pedestal de Doña Juana Rangel de Cuellar, fundadora de la ciudad de Cúcuta, porque según falsas afirmaciones, como están de moda en la actualidad, esa estatua representaba a la mamá de Lucio Pabón Núñez acusado de ser instrumento para llegar a la presidencia del General Rojas. En todas las épocas han existido vándalos.  

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