Recientemente, La Opinión publicó la noticia: “Alertan por estafa con falsos registros de carros venezolanos”. En la misma hicieron un recuento del proceso, fechas de registro y número de unidades que quedaron en las estadísticas de las autoridades de transporte.

También, publicaron testimonios de personas que han sido víctimas de una serie de delitos, cuyos procesos son bastante delicados y para cerrar la nota, explicaron la forma en que operaban las personas expertas en detectar incautos.

Frente al tema, se tiene que por medio de la Ley 1955 del 25 de mayo de 2019, el gobierno autorizó el registro de vehículos con matrícula extranjera, ejercicio que se inició el 10 de julio y se cerró el 19 de octubre del mismo año.

Los requisitos además de la liquidación del impuesto, se debía entregar copia del Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (SOAT) y del certificado de la revisión técnico mecánica y de emisiones contaminantes. Todos los documentos relacionados, deberían tener como fecha límite el 19 de octubre, como quiera que finalizaba el plazo para el respectivo registro.

En Cúcuta, se registraron un total de 72.350 vehículos, de los cuales el 33,1% corresponde a automóviles y camionetas. El 46,6% motocicletas y el porcentaje restante, a vehículos pesados, buses y taxis.

Sin embargo, es posible que la “feria del registro” se reabrió para los avispados que con una maquinada estrategia, se saltaron todo los procedimientos hasta llegar a la entrega de una tarjeta con similares características a las originales, aunque el asunto no es el tipo de tarjeta, ni sus colores, sino que quedara por dentro del registro de ciudadanos que acataron la medida y muy juiciosamente, cumplieron con la ley. 

Creo que aquellos que realizaron el registro fuera de los términos de ley, deben ir buscando su abogado de confianza, porque poseer un documento oficial falsificado está penalizado y transitar con un vehículo sin estar debidamente registrado, es ser muy tonto o pensar que siempre encontrará uniformados que se dejen tentar al detectar la irregularidad.

No obstante, el intentar sobornar a una y otra persona para que su vehículo no sea objeto de un decomiso es pensar que los demás no tienen capacidad de pensar y si logra escapar de un retén, al otro día caerá en otro hasta que su suerte llegue al límite y reconozca que fue objeto de un tumbe.

Es iluso pensar que el gobierno abrirá nuevamente las puertas para nuevos registros, porque si lo hace, los ciudadanos de nuestro hermano país tendría que movilizarse en caballo, dado que el ingreso de automotores por las trochas sería inimaginable, puesto que se incentivaría el hurto de todo tipo de vehículos y su posible tránsito al interior del país. 

En conclusión, todos aquellos que creen tener legalizada la situación de su vehículo de matrícula extranjera luego del 19 de octubre, entraron en el grupo del tumbe.