Mientras en muchos países se implementan estrategias, como el uso del tapabocas y el distanciamiento básico, para tratar de controlar el avance del coronavirus, en otros, los mandatarios han tratado la situación sin la menor importancia. Entre los mandatarios que con sus actitudes han demostrado ignorar los altos riesgos de una pandemia como la que vivimos, están Jair Bolsonaro, Andrés Manuel López Obrador, Boris Johnson y Donald Trump.
Sin embargo, estos jefes de gobierno poco a poco han ido cediendo ante la presión de las circunstancias. Bolsonaro, quien calificó al coronavirus como una “gripecita”, dijo que el “El tapabocas es cosa de gays”, criticó el confinamiento y cambió una ley que exigía el uso de la mascarilla en lugares públicos, terminó usándolo tras dar positivo a covid-19.
López Obrador tras cuatro meses de pandemia en México usó por primera vez tapabocas en su viaje a Estados Unidos obedeciendo a las medidas sanitarias del avión comercial. En sus viajes internos no lo usó.
Boris Johnson, quien superó la dura prueba luego de resultar positivo en los exámenes del coronavirus, ha sido duramente criticado por la falta de claridad en su orientación para combatir la epidemia. Como respuesta el primer ministro británico ordenó portar tapabocas en todas las ciudades de Inglaterra a partir del 24 de julio para ingresar a locales comerciales.
Trump apareció en público con tapabocas por primera vez desde el indicio de la pandemia el sábado anterior, en su visita a un hospital de veteranos, cediendo a una intensa presión para establecer un ejemplo de salud pública cuando el coronavirus avanza en 40 de los 50 estados.
Los estados de Alabama, California y Texas impusieron su uso. El gobernador republicano de Oklahoma, quien dijo que no limitaba las libertades individuales, confirmó haberse contagiado. Todos terminaron usando el tapabocas.
Siempre al que estornudaba le decíamos ¡salud!, y a quien sobresalía por las cosas buenas le manifestábamos nuestra admiración con la boca abierta. Como han cambiado las cosas.