
La política está llamada a ser un ejercicio con sujeción al interés público. Y quienes responden por su manejo debieran entenderlo así para garantizar resultados que beneficien a la sociedad en general. Pero no son pocos los que se apartan de ese compromiso y prefieren contrariar los principios de utilidad común. Por ese atajo se ha llegado a la degradación de las funciones de gobierno en detrimento de la armonía entre los distintos sectores de la comunidad. En lo cual cuenta la subestimación que se tiene en la aplicación de la ética.
La muerte del expresidente de la República Oriental del Uruguay, José Alberto Mujica Cardoso, conocido como “Pepe” Mujica, el 13 de mayo de este 2025, permite referirse a la distorsión a la que han llegado muchos de los que son protagonistas de la política con funciones de Estado.
Mujica se consagró como persona con la más alta calidad humana. Tuvo convicciones de contenido democrático en defensa de la vida. Participó en la lucha armada en su país, no con ánimo criminal sino en busca de la construcción de una nación con plena soberanía y un Estado de derecho no de ficción sino funcional. Era austero, no por mezquindad sino por la sencillez con que manejaba su existencia. Entendía la libertad como la dinámica del desarrollo individual y colectivo. Estaba despojado de prejuicios y su pensamiento fue siempre ajeno a dogmas y a sedimentos de confusión. No tuvo complicidad con entramados viciados de corrupción. Entendió el poder en función de la satisfacción de las necesidades comunes. Siempre se alineó con los pobres y a estos los condujo a la lucha por sus derechos. También consideró la paz como prioridad y aunque padeció prisión por lo que hacía y pensaba en desarrollo su causa justiciera no renunció al acuerdo de convivencia.
Tras la muerte de Pepe Mujica se dijo en su país:
“Se nos fue un gigante. Un alma grande de este paisito que supo materializar utopías y demostrar que la política puede ser honesta, humilde y al servicio del pueblo. Nos queda su ejemplo, su legado para todos los ciudadanos de este mundo que a pesar de todos los pesares apostamos por esta raza jodida de la que formamos parte y el enorme desafío de seguir su camino. ¡Buen viaje, querido Pepe!¡Hasta siempre compañero!”
El reconocimiento a Mujica en Paraguay es generalizado. Tuvo el respaldo de su pueblo y como lo hizo con transparencia en desempeño del poder se contó con solidaridad en esa relación de gobierno. Lo que sigue ahora es la continuidad de los cambios hasta su consolidación y creciente preservación.
El activo pensamiento de Mujica también está en sus frases y estas son algunas:
“Lo imposible cuesta un poco más y derrotados son solo aquellos que bajan los brazos y se entregan”.
“No soy pobre, soy sobrio, liviano de equipaje. Vivir con lo justo para que las cosas no me roben la libertad”.
“No soy adicto a vivir mirando para atrás, porque la vida siempre es porvenir y todos los días amanece”.
“Ser libre es gastar la mayor cantidad de tiempo de nuestra vida en aquello que nos gusta hacer”.
“El poder no cambia las personas, solo revela quienes verdaderamente son”.
“El matrimonio gay es más viejo que el mundo. Tuvimos a Julio César, Alejandro el Grande. Dicen que es moderno y es más antiguo que nosotros. Es una realidad objetiva. Existe. No legalizarlo sería torturar a las personas inútilmente”.
“Pobres no son los que tiene poco. Son los que quieren mucho. Yo no vivo con pobreza. Vivo con austeridad. Preciso poco para vivir”.
Puntada
La reconstrucción de Cúcuta después del terremoto de hace 150 años fue el resultado de la voluntad colectiva contra la adversidad.
ciceronflorezm@gmail.com
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