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Columnistas
El lado negativo del deseo
Plano público.
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Domingo, 11 de Mayo de 2025

En Colombia no faltan los farsantes. Los que invocan en sus discursos la democracia y al mismo tiempo contraían los principios que la sustentan. Los que pregonan la paz pero son proclives a la violencia y hasta patrocinan las acciones de grupos armados dedicados a la criminalidad. Los que se rasgan las vestiduras por los casos de corrupción sin reparar que hacen parte de esos carruseles dedicados a ejecutar las operaciones de asalto a los recursos oficiales. Los que abogan por el cumplimiento de la legalidad aunque son complacientes con el abuso de autoridad.

Los comprometidos en esa distorsión han hecho parte de la cúpula del poder, lo cual explica la acumulación de los problemas de la nación. Es la permisividad que se tiene con los males predominantes porque es la forma de preservar intereses particulares, con cobertura excluyente. Así se ha garantizado la desigualdad, la división clasista sin importar los efetos devastadores que genera en la sociedad. Es un problema de compleja gravedad como lo demuestra la diversidad de necesidades insatisfechas en la cotidianeidad de la nación. Es la omisión de soluciones ya previstas como si ello representara ganancias insustituibles.

Pero esa conducta retardataria se aplica también de otra manera.  Es incubar desde el deseo lo peor.

Así lo han demostrado dirigentes como Efraín Cepeda, Mauricio Cárdenas, Miguel Uribe, J. P. Hernández, María Fernanda Cabal, Álvaro Leyva, Bruce McMaster, Felipe Zuleta Lleras, entre otros. Lo que esperan es que le vaya mal a su adversario, que es el gobierno, para que se agraven los problemas del país y así poder pasar cuenta de cobro hasta en lo electoral.

El empeño de impedir cambios está calculado, con el alcance de seguir amasando males que erosionan pilares esenciales de la nación. Y en esa promoción no hay aplazamiento.  Cuenta, demás con congresistas alineados en el rechazo a todo cuanto puede generar beneficios colectivos. Pensar con el deseo es impedir que se tramiten soluciones de alcance social.

Poner el deseo en función negativa no es una improvisación de los opositores. Está calculada con efectos de aniquilamiento. Se le apuesta a que los males sean mayores a fin de aumentar los dividendos. Es la práctica del recurrente rechazo a cuanto  puede ser de beneficio general.

Es una situación que debe llevar a la reflexión, en el sentido de hacer posible un cambio apoyado en el entendimiento. Y este debe orientarse como causa de todos, sin exclusión con el denominador común de la solidaridad.

No le luce a Colombia marginarse del desarrollo que genere bienestar para todos sus habitantes. Ese bienestar es la paz sin disidencias ni fisuras. Es la igualdad de oportunidades, la educación, la salud, la seguridad alimentaria, la protección ambiental, la soberanía nacional en su integridad. Son garantías de construcción popular, es decir, la participación de los ciudadanos.

Se trata de darle vigencia al Estado Social de Derecho, como lo consagra la Constitución. Así se supera esa nociva tendencia de convertir el deseo en florero de adversidades.

La identidad del país debe responder a la democracia y los derechos que consoliden la libertad y la dignidad para todos.

Puntada

Positiva la participación de Norte Santander en la Feria Internacional del Libro de Bogotá. Fue una muestra de cultura con buena imagen para la región.

ciceronflorezm@gmail.com


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