En este mes de septiembre se celebran las solemnes fiestas del Señor del Humilladero de Pamplona, que es una de las imágenes más veneradas en el oriente colombiano. Este Cristo tiene unas características muy singulares.
No se sabe con precisión cuándo fue hecha la talla en madera y, por supuesto, tampoco se sabe quién fue el artista que la talló; pero de acuerdo con el concepto de la experta Hildegar Otto, quien vino a Pamplona en la década del ochenta del siglo pasado a observar el Cristo y a dirigir su restauración, es una imagen de estilo italiano del siglo XVI, de gran factura y con características originales.
Tampoco se conoce la fecha exacta de su llegada a Pamplona, mas por documentos de la época se sabe que está en la ciudad desde algunos años después de su fundación ocurrida en 1549. Quiere decir que nos acompaña desde hace más de 400 años.
La ermita del Humilladero, que estaba a la salida de la ciudad como era habitual en las poblaciones españolas, pasó a ser el cementerio de la ciudad después de los terremotos que destruyeron la iglesia principal y el cementerio cristiano ubicados en el costado oriental de la plaza principal. Desde entonces, los pamploneses hemos rendido el culto al Cristo unido al de nuestros muertos.
Por lo desconocido de su origen y de la época de su presencia en Pamplona, se tejió una leyenda poética según la cual dos desconocidos personajes llegaron a la ciudad de manera misteriosa y se encerraron a realizar secretamente un trabajo. Después de varios días desaparecieron de la misma forma misteriosa como habían llegado, y al entrar los extrañados pamploneses a la habitación donde habían permanecido ocultos encontraron la imagen del Cristo del Humilladero. Eran dos ángeles que habían sido enviados para hacer ese extraordinario regalo a la ciudad.
Al Cristo del Humilladero se le han dado afectuosas denominaciones por algunas circunstancias particulares: Se le ha llamado El Artillero, porque en las inmediaciones de su capilla funcionó durante largo tiempo un cuartel militar. O el Cristo de los Poetas por los homenajes literarios que se han realizado en su honor.
Es bello que se unan la historia con las leyendas para formar el imaginario que constituye la tradición de un pueblo. Solamente con el respeto de las creencias, con el amor por lo propio y con el conocimiento de lo antepasado se puede construir una verdadera nación. Por eso Pamplona es una verdadera cuna de la nacionalidad, de la que debemos tener conciencia para no dejarla llevar a la destrucción.
Una institución que ha resguardado desde hace muchos años la tradición del Cristo del Humilladero es la Hermandad de Los Nazarenos de Pamplona, a la que se le debe un reconocimiento por su fe y su constante servicio social.
Que esta celebración en honor de esta querida imagen, y la renovación permanente de una tradición centenaria, nos permita hacer de la Ciudad Mitrada un santuario de los valores ciudadanos más respetables de Colombia.